El mejor libro de Lawrence Ferlinghetti, el último poeta 'beat' y creador de la mítica librería City Lights
'Un parque de atracciones de la mente' es uno de los mejores poemarios de aquella generación rebelde y un claro signo de época
22 enero, 2023 01:24No sé si la poesía o el mundo beat son tema de este exacto momento. Pero es obvio que se trató de un movimiento capital en la cultura y las letras del siglo XX y que su onda expansiva (muchas veces fuerte) no ha cesado. El informalismo beat –mero ejemplo– es ahora mismo universal.
Movimiento rebelde y radical, nacido en los Estados Unidos de la posguerra de los años 40, explosiona en los 50 –con sus creaciones fundamentales– y la influencia, más-menos, no cesa. Estaba el icono de Neal Cassady y los libros que la crítica ha fijado como el canon beat: Aullido (1956), el gran poema/emblema de Allen Ginsberg; la novela En el camino (1957) de Jack Kerouac, que ocasionalmente también escribió poesía, y Almuerzo desnudo (1959), novela no poco experimental y sexual del maldito William Burroughs, no fácilmente asumible como beat, aunque Burroughs fuese un cercano caminante o amigo.
Ese canon, como digo no exacto, debiera mejor incluir al más conocido de los libros del muy longevo Lawrence Ferlinghetti, Un parque de atracciones de la mente (1958), mejor traducido de nuevo ahora por Antonio Rómar. Este libro, acaso el último de los iconos beat, se había traducido ya al español –dos veces al menos– respetando el original inglés: A Coney Island of the mind. Un Coney Island de la mente.
Nos sorprende que, fuera de Norteamérica, se comprendiera el título. Coney Island es una península al sur de Brooklyn, en la que, desde principios del siglo XX, ha habido y hay famosos parques de atracciones. Por eso esta nueva traducción –bilingüe– traduce en verdad el sentido real del título (muy beat): la mente del poeta como un parque de atracciones, luminoso y sombrío. Woody Allen hizo en 2017 una película, Wonder Wheel (Rueda de la Fortuna, una gran noria mecánica), cuya trama transcurre precisamente en los parques de Coney Island.
Lawrence Ferlinghetti (1919-2021) no sólo debe estar en el canon beat por este libro visionario, coloquial y antisistema, sino porque fue el creador y mantenedor de otro símbolo de la cultura beat, la librería de San Francisco City Lights Books, que además editaba libros.
El autor cree en una herencia visionaria del surrealismo, pero muy aparte de la escritura automática
Soldado en la Segunda Guerra Mundial (en el desembarco de Normandía, por ejemplo), Ferlinghetti vuelve a la vida civil, aterrorizado por la bomba atómica y disconforme por entero con la política imperialista y belicosa de su país. Como los otros beats –habría que sumar nombres, Gregory Corso, Philip Lamantia, el singular y algo marginado Jack Spicer– Ferlinghetti cree en una herencia visionaria del surrealismo, pero muy aparte de la escritura automática.
Por uso de drogas psicotrópicas o por mero afán visionario, el poema se mece entre razón y apariencia de locura, para denunciar la destrucción del planeta, la injusticia social y reivindicar el papel del sexo libre (cualquier forma de sexo) o del pensamiento oriental, medio búdico medio taoísta, como formas de cambiar una horrible sociedad burguesa, a lo que debería ayudar también el inconformismo, incluso vestimentario. Ginsberg declaró que siempre se había vestido en tiendas de ropa de segunda mano.
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Un parque de atracciones de la mente (segundo libro de su autor) mezcla visionarismo y lengua coloquial, contra todo lo que cree un mundo horrible: lo que llama “demi-democracia” y se refiere a EEUU. “El poeta como un acróbata/ escala sobre la rima/ hasta el alto alambre que ha confeccionado/ y en equilibrio sobre haces de miradas…”. Un largo y significado poema, “Autobiografia” (se dice, como otros, escrito buscando el acompañamiento del jazz), nos recuerda la deuda beat con el coloquialismo y los ritmos bebop. Estamos ante uno de los más significados poemarios beats y ante un claro signo de época. El mundo de la rebeldía ni ha cesado ni puede hacerlo.