¿Qué libro está leyendo estos días?
Redoble por Rancas de Manuel Scorza.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Que me esté aburriendo.
¿Con qué personaje real o de ficción le gustaría tomarse un café mañana?
Con Sally Bowles, de la novela Adiós a Berlín de Christopher Isherwood.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
No, pero sí el primero que me dejó huella: Peter Camenzind de Hermann Hesse.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...?
Me gusta leer por la mañana a primera hora y siempre en papel.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
La aparición del Bibliobus, creo que antes no se llamaba así, en mi barrio de Valladolid. Lo esperaba los sábados con impaciencia para coger prestado un nuevo libro.
La sombra de la tierra es todo menos el relato de una debutante: ¿desde cuándo escribe?
Siempre me ha gustado hacerlo, pero al preparar los personajes que he interpretado me gusta escribir sobre ellos, inventarme lo que no está en el guion y que me puede ayudar a contar la historia.
Esta historia de odios y violencias, de tiranas y de miedo, transcurre en un pasado sin tiempo: ¿cómo consigue que siga siendo tan actual?
Porque creo que, por desgracia, lo que se cuenta se podría trasladar perfectamente a nuestro siglo. El ser humano permanece con sus virtudes y sus miserias, parece que no pudiéramos evolucionar salvo en la tecnología, en lo externo. Y porque el amor, que en la novela aparece como única forma de salvación, permanece por encima de todo.
¿Qué le ha prestado de sí misma a Atilana, la madre; a Bela, la hija, y a la tiránica Garibalda?
Supongo que todo. En cada una de ellas hay cosas mías, lo bueno y también lo malo. Creo que los seres humanos somos bastante parecidos unos a otros; nos sentimos atraídos por lo malo del otro para poder pensar que no somos como él, y nos acercamos a lo bueno para igualarnos.
En la novela, Genaro abusa de su hija ante el silencio de todos. ¿Qué es preciso para romper este pacto cómplice?
Hablarlo, avergonzarnos del abuso, pero en voz alta, mirándolo de frente; y por supuesto dar voz y legitimar a esos niños, jóvenes y mayores que lo han sufrido o lo están sufriendo, sacarlos de la sombra en la que la sociedad les ha recluido para tapar sus propias vergüenzas.
¿Le gustaría que este relato acabase convertido en película o serie de televisión?
Me encantaría desde luego; construyo en mi cabeza las imágenes en movimiento, no puedo evitarlo, veo cada secuencia y en ella a cada personaje.
¿Qué papel se reservaría?
Ninguno. Solo veo la posibilidad de dirigirla.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
No soy una experta, pero desde luego sí conecto con la obra de determinados artistas.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
No tengo duda: del alemán Gerhard Richter y del sevillano Loncho (Alonso) Gil.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Cada vez menos, y sí creo que sirve siempre y cuando esté argumentada y no tenga el fin de hacer daño. Si es objetiva y no está impregnada de emocionalidad me parece que es constructiva.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me encanta este país. Por su pluralidad, por el talento que sin duda tenemos, por el sentido del humor y la risa fácil, y ¡porque somos muy guapos, qué puñetas!
Proponga una medida para mejorar nuestra situación cultural.
Educación, educación y educación. Y ayudas y disposición. Ni un paso atrás hacia la ignorancia, nunca.