En 1999 J. Benito Fernández (Tomiño, Pontevedra, 1956) sorprendió a muchos con la publicación de El contorno del abismo. Vida y leyenda de Leopoldo María Panero. Sorprendió porque era la biografía de un poeta que justo alcanzada la cincuentena contaba ya con el relato de su vida. Bien es verdad que la vida de Panero, de la que nadie que estuviera mínimamente atento a la literatura actual no tenía algunas noticias de sus excesos, más parecía la de un personaje literario, y de novela de aventuras, que la de un poeta al uso.
Sorprendió, digo, a muchos, pero no a todos aquellos con quienes Fernández había entrado en contacto para indagar sobre las aventuras y desventuras del poeta, y no eran pocos, porque una de las cosas que se exhibía El contorno del abismo era la cantidad de información que el tesón del biógrafo había reunido, contrastada con diversas fuentes, de manera que la lectura de su trabajo era la de un relato fidedigno, palabras que decían verdad las de Fernández, reconocido periodista y documentalista.
Ahora El contorno del abismo vuelve a las librerías en edición sustancialmente ampliada, baste decir que con formato muy similar hay ahora unas 150 páginas más. En la reseña de la edición de 1999 escribí como título “El final de una leyenda” por lo que suponía el paso de lo que quienes lo habían frecuentado contaban y que parecía a veces pura fabulación a relato de la historia, a verdadera historia, pero no era el final por cuanto Panero estaba vivo.
Ahora, fallecido el poeta en 2014, el final de la leyenda lo es en todos los sentidos. Como era de esperar, esta nueva edición cubre el tiempo transcurrido desde la anterior hasta la muerte del poeta y su incineración cinco más tarde. Y lo hace con el mismo rigor que el lector podía esperar.
Y es que, convertido el biógrafo en una especie de detective infatigable, su relato es el de un día a día de las andanzas del poeta. Su infancia, sus detenciones por actividades subversivas y posesión de hachís, intentos de suicidio, sus viajes, altercados varios, ingresos en centros psiquiátricos –en el manicomio de Mondragón de 1986 a 1997 y en el Hospital Psiquiátrico de Las Palmas de 1997 hasta su muerte–, incluidas sus fugas hacia una libertad imposible, su participación en documentales, sus intervenciones públicas, habitualmente multitudinarias, sus publicaciones, ya como autor ya en coautoría –las pesquisas llegan a la identificación en algún caso de versos propios y ajenos en poemas escritos a dos manos–, sus viajes a conferencias y congresos, complicaciones con el dejar de tomar su medicación, los encuentros con otros poetas, artistas y admiradores.
Una lectura que atrapa y una contribución de primer orden para el conocimiento de la vida de Leopoldo María Panero, de su obra, singular como pocas y plena de interés, y una fuente imprescindible para los estudiosos de la literatura contemporánea.
Cazador de raros
Tras la de Panero, Fernández publicó Eduardo Haro Ibars: los pasos del caído (2005), la biografía de otro escritor y de vida nada convencional; un curioso Gide/Barthes. Cuaderno de niebla (2011), y El incógnito Rafael Sánchez Ferlosio. Apuntes para una biografía (2017), otro autor de extraña vida social. Y se anuncia una nueva biografía, la del novelista Juan Benet.