¡Buenos días!

Han estado muy cerca de ganar estos poemas:

Laneto
No hay nada detrás del éxito,/ desgarbados matorrales heridos/ y un vacío llenando de humo el dormitorio.

La reflexión existencial, después de la primera afirmación, está expuesta con elegancia. Las imágenes sugerentes y muy plásticas, con varias capas de profundidad, también se van adentrando en la lectura, como el segundo verso, antes del espléndido verso final.

ANA
Los erizos que dibujaron caminos me enseñaron a construir mi torre / De nada presumo y por las noches /la tibieza de tu espalda respiro.

Poema con la imaginación al poder, especialmente en el primer verso, que ya contiene toda la densidad metafórica del poema. Sin embargo, la entrada del discurso más confesional en el segundo da giro y amplitud, antes del muy sensorial verso de cierre.

Hwnvi
Los silencios graznan en las naturalezas muertas / También las desgracias disfrutan el presente / El fuego se va desnudando debajo de este poema.

Estupendo poema, pleno de hallazgos desde el primer verso, con esa aseveración del segundo que se instala como una gran verdad vital. Sin embargo, a partir de ahí el poema se convierte en su propio sujeto en movimiento, en un brillante verso final.

Pero el ganador es

Vera
Hay una flauta secreta surcando la luz entre frondas azules/ y un incendio pequeño que bebe / en la charca de oro de mi pecho.

En primer lugar, porque es muy imaginativo. Desde el primer verso, con esa “flauta secreta” que atraviesa un paisaje de ensoñación. Ese “pequeño incendio” que “se bebe” también es el lenguaje y la propia poesía en movimiento. El verso final nos ilumina, con la “charca de oro de mi pecho” que nos convierte en dioses. Gran poema, muy creativo.

Tema de la semana: “Las vueltas del deseo”. Las vueltas del deseo, o las siete vueltas del deseo. Como en el rito egipcio, con ese escarabajo sagrado que se sitúa en el centro de la habitación y al que damos siete vueltas, concentrados en lo que deseamos.

Escribamos de esto, en 3 versos y no más de 140 caracteres. De cómo cada miembro de la familia da también sus siete vueltas a ese escarabajo, con su deseo en los labios. También deseo de cuerpos en la piel del verano, deseo de mar rompiendo el rojo de la tarde, deseo de volar más allá del tiempo que parece mirarnos con sus ojos de fuego.