Álvaro Mutis vivió parte de su vida entre dos orillas. Nacido en Bogotá el 25 de agosto de 1923, viajó a Europa desde que era niño. Su padre, el diplomático Santiago Mutis Dávila, fue nombrado miembro de la Legación colombiana en Bruselas, razón por la que la familia se trasladó a esta ciudad. Durante sus primeros años, la realidad del pequeño Álvaro transcurrió entre el orden y la disciplina académica del colegio Saint Michel de su ciudad de adopción –regentado por los jesuitas– y la vida más libre y despreocupada en la finca que su abuelo había fundado en el departamento de Tolima, en las estribaciones de la Cordillera Central, donde el clan disfrutaba sus vacaciones de verano.
Estos dos espacios antagónicos se grabaron de forma indeleble en el alma del futuro escritor y encontraron acomodo en su devenir vital y literario: Europa y América; el tiempo frío de Bruselas y el tórrido del trópico; la historia que se transformaba en piedra monumental frente a una naturaleza desbordante; la autoridad y la anarquía…
Sobre la hacienda colombiana, que fue fundamental en su desarrollo, diría: “Todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas”. Pero también vivió feliz en Bruselas, donde aprendió a amar la cultura, las costumbres europeas y su inveterado cosmopolitismo.
[Antología a la muerte de Álvaro Mutis]
Cuentan sus biógrafos que, en el colegio de Saint Michael, Mutis leyó por primera vez a Robert Louis Stevenson, Herman Melville, Joseph Conrad, Emilio Salgari y Julio Verne, autores que lo fascinaron con sus historias de aventuras, algunas, como las suyas, vinculadas con el océano. No en vano, en la vida del escritor fueron habituales las travesías sobre el Atlántico que por sí mismas justifican su atracción por el mar, los barcos y los viajes.
A la muerte repentina de su padre, cuando el niño Álvaro tenía tan solo nueve años, su madre, Carolina Jaramillo, decidió regresar definitivamente a Colombia para refugiarse en el afecto de los suyos. Allí transcurrió desde entonces la vida de Mutis, inicialmente en la finca de Coello y más tarde en Bogotá, adonde se trasladó la familia huyendo de la violencia que se había desatado en el campo.
En la vida del escritor fueron habituales las travesías sobre el Atlántico, que justifican su atracción por el mar, los barcos y los viajes
Pero en 1956, y tras haber sido demandado por malversación en la empresa en la que trabajaba, se vio obligado a abandonar definitivamente su país para instalarse en México. En su nueva patria, contó al principio con la ayuda de Luis Buñuel y del productor Luis del Llano, aunque pronto se hizo un lugar en la vida cultural mexicana y compartió amistad con escritores como Octavio Paz, Juan Rulfo, Carlos Fuentes o Elena Poniatowska. Falleció en Ciudad de México el 22 de septiembre de 2013.
Mutis se inició en la poesía y publicó su primer libro en 1948 bajo el título de La balanza. En este mismo género vieron la luz obras como Memoria de los hospitales de ultramar (1959), Los trabajos perdidos (1965), Summa de Maqroll el Gaviero (1973), Caravansary (1981) o Crónica regia y alabanza del reino (1985) entre otras.
En sus versos aparecen héroes derrotados o destruidos que, en no pocas ocasiones, se expresan desde el escepticismo y la melancolía, y que convierten los viajes en una especie de refugio o de escape. Como resume Esperanza López Parada cuando estudia su obra poética, “la suya será una epopeya devaluada que apela a la aventura, a la peripecia o el viaje como orígenes de sentido y percibe a la vez su despropósito en los descreídos días de nuestra postmodernidad”.
En sus versos aparecen héroes derrotados o destruidos que, a menudo, se expresan desde el escepticismo y la melancolía
Pero Álvaro Mutis también fue un excelente narrador y en ese ámbito despunta por la presencia de su heterónimo Maqroll el Gaviero, figura mediante la que explora la que será una visión muy personal del mundo y de quienes lo habitan, sin abandonar la creación de universos imaginarios. Maqroll es un viejo marinero que ha surcado los océanos, ha recalado en diferentes países, ha vivido mil aventuras y ha conocido a hombres y mujeres de toda condición, lo que le provee de una mirada perita sobre la realidad. Su posición privilegiada en la gavia del palo mayor le permite observar desde la altura y ser el primero en conocer los peligros que acechan al navío y las amenazas que se ciernen sobre la tripulación.
Maqroll, un alter ego de Mutis responsable del componente autobiográfico de su obra, es un elemento poderoso de su poesía y estrella principal de seis de sus siete novelas: La nieve del Almirante (1986), Ilona llega con la lluvia (1988), Un bel morir (1989), Amirbar (1990), Abdul Bashur, soñador de navíos (1991) y Tríptico del mar y tierra (1993). Incluso aparece como secundario y confidente del narrador en La última escala del Tramp Steamer (1988). El personaje es, por lo tanto, una pieza clave que liga toda la obra de Mutis.
Maqroll le sirve a Mutis para explorar el misterio, la turbiedad de la vida y el riesgo que entraña cualquier peripecia
En la narrativa, le sirve para explorar el misterio, la turbiedad de la vida y el riesgo que entraña cualquier peripecia. Es el vehículo mediante el que reflexiona sobre la existencia, sobre los individuos, sobre el azar y la fatalidad, sobre el dolor y la pena de vivir, sobre la enfermedad y la dignidad, siempre presentes en su acontecer. También sobre el amor -fundamentalmente el que a Maqroll le profesan mujeres de diversa índole- y la sexualidad que de él emana, ante los que el protagonista preserva una parte de sí que lo envuelve en el enigma. Otro elemento de las novelas de Álvaro Mutis es la violencia, que emerge de forma encubierta trufando su literatura de contenido crítico aunque ajeno a la pompa y la afectación.
A lo largo de su trayectoria literaria, el escritor colombiano recibió premios muy prestigiosos con los que se reconoció su original aportación al mundo de las letras, entre ellos el Premio Xavier Villaurrutia en 1988, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1997 —el jurado señaló su capacidad “de vincular la corriente del realismo mágico con la atención a los problemas del hombre actual”—, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de ese mismo año, el Premio Cervantes en 2001 y el Premio Neustadt de Literatura en 2002.
Ilona llegó con Sergio Cabrera
Una de las novelas más célebres de Mutis, Ilona llega con la lluvia, fue llevada a la gran pantalla por el director colombiano Sergio Cabrera en 1996. Coproducida por Colombia, Italia y España, estaba protagonizada, entre otros, por Margarita Rosa de Francisco, Imanol Arias, Pastora Vega, Davide Riondino y Fausto Cabrera. La historia de amor entre Ilona, Maqroll el Gaviero y Abdul Bashur fue nominada al León de Oro en el Festival de Cine de Venecia y a la Espiga de Oro en el Festival de Cine de Valladolid en 1996.