Ken Follett culmina la saga 'Los pilares de la Tierra': "Mis libros tratan de la lucha por la libertad"
El escritor presenta en Madrid su nueva novela, 'La armadura de la luz', donde narra los efectos de la Revolución Industrial y las guerras napoleónicas.
28 septiembre, 2023 16:01Ken Follett (Cardiff, Gales, 1949) entra en la Real Fábrica de Tapices y se deja rodear por una nube de fotógrafos. Su pelo blanco y sus gafas negras determinan la combinación de colores del resto de su elegante atuendo. Posa ante las cámaras con la soltura de las estrellas de cine, la que solo puede alcanzar a fuerza de costumbre un puñado de escritores en toda la Tierra, aquellos que han vendido, cómo él, decenas de millones de libros a lo largo de varias décadas.
En su caso, han sido 188 millones de ejemplares de sus 36 títulos, desde que publicó su primer éxito de ventas, La isla de las tormentas. Pero es su archiconocida novela histórica Los pilares de la Tierra (1989) a la que debe haberse convertido en uno de los escritores más leídos del mundo.
Este jueves, Madrid se ha convertido en la primera parada de la gira de presentación de su última novela, la quinta de la saga que inició hace casi siete lustros con aquella épica historia que relata la construcción de una catedral medieval en la localidad inglesa ficticia de Kingsbridge, y con la que se convirtió en una superestrella literaria.
Tras las secuelas Un mundo sin fin (2007) y Una columna de fuego (2017) y la precuela Las tinieblas y el alba (2020), ambientadas en la misma ciudad y en los siglos XIV, XVI y X, respectivamente en el siglo X, Follett ha publicado este martes en todo el mundo el quinto libro de la saga, La armadura de la luz (Plaza & Janés). Dice que es el último de la serie con la que ha vendido 50 millones de ejemplares. "Quiero dejarlo antes de que la gente se aburra, no después", afirma, pero no se cierra la puerta a retomar la saga dentro de unos años si se le ocurre otra historia.
La Real Fábrica de Tapices no es un escenario casual para la presentación del libro. Con una cuidada escenografía conformada por varias ruecas que proyectaban sus hilos hasta un panel para tejer con ellos el título de la obra, Follett ha disertado acerca de la trama y la urdimbre de La armadura de la luz.
Este nuevo libro está ambientado en la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII, cuando la irrupción de las máquinas trastocó por completo la vida de millones de personas. Los trabajadores de hoy temen que la inteligencia artificial les arrebate su puesto de trabajo porque ya pasó hace dos siglos. Una de las protagonistas de la novela, Sal Clitheroe, es una hilandera que ve cómo una nueva máquina es capaz de hilar ocho hebras de algodón o lana a la vez, mientras que ella, con su vieja rueca, solo podía hilar una. Luego llegaría otra capaz de hilar 16 hebras simultáneamente y, un poco después, otra que sería capaz de multiplicar por diez su productividad, llegando a las 160 hebras. "Sal perdió su empleo pero encontró otro rápidamente a cargo de una de esas máquinas. Su vida empeoró antes de mejorar".
Mientras tanto, otros dos acontecimientos históricos deterioran profundamente las condiciones de vida de la gente de a pie: las guerras napoleónicas que asolan Europa y una inflación desbocada que hace que se duplique el precio del pan. Dos hechos para los que también podemos trazar fácilmente sendos paralelismos con el mundo de hoy: la invasión de Ucrania a manos de Putin y la subida generalizada del precio de los alimentos que lleva dándose.
"En mis novelas me gusta que el drama surja de la Historia con mayúsculas", explica Follett. No obstante, es la historia con minúsculas y "la emocionalidad de los personajes" lo que hace que el lector quiera seguir leyendo. "Me encantan las historias de amor, no lo puedo evitar, y también escribo mucho sobre la guerra porque es donde llegan al clímax muchas tensiones emocionales", ha explicado.
Lucha por la libertad
Con respecto a la época en la que transcurre su nueva novela, afirma: "La Revolución Industrial provocó conflictos enormes. Se perdieron millones de empleos, pero otras personas se hicieron con mucho dinero. Al mismo tiempo había una prolongada guerra en Europa. Todas las naciones europeas se enfrentaron a Francia porque la élite europea estaba aterrorizada por la Revolución francesa. Esto duró 23 años y empeoró todos los problemas de la época. Había unos impuestos elevadísimos para subvencionar la guerra y se duplicó el precio del pan, generando una crisis profundísima para la gente. Uno de los puntos clave del libro es la revuelta de las amas de casa. Las mujeres irrumpieron en las panaderías para robar pan y así poder alimentar a sus hijos. Todos mis dramas proceden de la Historia y el clímax es la batalla de Waterloo, que puso fin a la guerra pero no resolvió ningún problema".
Si buscamos un nexo entre todos los libros de Follett, el autor considera que todos ellos "tienen que ver con la lucha de las personas por la libertad". "En Una columna de fuego, es la lucha por la libertad religiosa; en La caída de los gigantes, son mujeres que luchan por el voto. También hablo de los derechos civiles de los ciudadanos negros en Estados Unidos o las campañas por el derecho a hacer experimentos científicos desafiando a la Iglesia".
Follett destaca que la libertad es una cosa inusual y reciente. "En la Edad Media nadie era libre. Los que tienen el poder nunca quieren compartirlo, pero cada vez más en la historia reciente empiezan a ganar los más débiles y logran su libertad. De ahí salen las grandes historias".
En La armadura de la luz, esa lucha por la libertad se da en el ámbito laboral. En los albores de la Revolución Industrial, los sindicatos estaban prohibidos, y la mencionada hilandera se convierte en una agitadora clandestina. Solo al final del libro vemos cómo los trabajadores conquistan la libertad de agruparse en sindicatos.
Preguntado por la corrección política, Ken Follett ha reconocido que a lo largo de su carrera literaria se ha ido "diversificando". "Al principio todo lo que escribía era sobre conflictos entre hombres blancos, pero una de las mejores cosas que he aprendido fue poner como héroe a una mujer. Hace 45 años que tomé esa decisión y entonces era algo que no se había visto mucho", presume. "Desde entonces he mantenido esa tendencia. Me gusta escribir sobre mujeres con carácter".
También ha contado cómo dos mujeres afroamericanas, en una sesión de firmas en Nueva York, le recriminaron que a sus libros "les faltaba color". "Pensé que era cierto, y a partir de entonces diversifiqué mis personajes". En esta nueva novela, además, incluye una historia de amor entre dos hombres que en aquella época, obviamente, "pueden verse envueltos en problemas gravísimos si alguien se entera de que están enamorados".
A los historiadores
Para escribir sus voluminosas novelas históricas, Follett se sumerge en largos y exhaustivos procesos de documentación. De hecho, dedica el libro "a los historiadores", y especialmente a los que "dedican su tiempo a leer toda clase de documentación oficial, absolutamente soporífera, relacionada con crisis políticas olvidadas hace ya mucho tiempo". El autor les brinda su reconocimiento en las primeras páginas del libro porque "sin ellos no entenderíamos el mundo del que venimos, y eso haría aún más difícil saber hacia dónde vamos".
Entre las sorpresas que le ha deparado esta investigación, Follett señala como curiosidad que no sabía que los británicos no fumaban puros en el siglo XVIII. Solo fumaban en pipa hasta que los soldados ingleses los descubrieron en España a principios del siglo XIX y se los llevaron de regreso a su país, poniéndolos de moda. "Así que supongo que eso se lo tenemos que agradecer a España".
La relación de Follett con nuestro país es estrecha. En varios de sus libros ha reflejado episodios históricos españoles. En La armadura de la luz menciona la batalla de Vitoria, que supuso la expulsión definitiva de las tropas napoleónicas de España. Además, el autor galés señala su conexión con la ciudad vasca. "Les ayudé a recaudar dinero para la restauración de la catedral, y a cambio me erigieron una estatua. Es la única estatua de Ken Follett en todo el mundo. Los turistas se hacen fotos con ella y las suben a las redes sociales. Me hace mucha gracia", dice el escritor.