Acostumbrados a la proliferación de espléndidos libros ilustrados que son ante todo revisiones de clásicos incuestionables, y quizá impulsadas por el éxito creciente de la novela gráfica y el cómic en España, editoriales del prestigio y la calidad de Nórdica, Lumen, Siruela o Páginas de Espuma han apostado en los últimos años por presentar entre sus novedades volúmenes de relatos actuales acompañados por los trabajos de artistas de la talla de Duna Rolando (La respiración cavernaria, de Samanta Schweblin), Lina Vila (La leyenda de las mareas mansas, de Irene Vallejo) o Javier Olivares (Almuerzo en el Café Gotham, de Stephen King).
Ahora, Nórdica da un paso más presentando un extraordinario libro de relatos originales de Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942), ilustrados por Emilio Urberuaga, que son ante todo un emocionante homenaje a las salas de cine. Así, en “Crisol”, contemplamos cómo un hombre perseguido por el clásico guarda de la porra se refugia, como si de tierra sagrada se tratara, en un cine de sesión continua, mientras que en “Cosmo” asistimos en primera fila a una inesperada invasión extraterrestre.
“Los marcianos eran verdes, aunque la película era en blanco y negro”, escribe un Luis Mateo bienhumorado y zumbón que narra cómo los seres de otro planeta se llevan abducido a un vecino, Venancio, mientras desvalijan a los demás espectadores. Es más, sin tener la menor consideración “ni para las familias numerosas, ni para los recién casados, ni para los solteros”, que se habían escondido, estos son secuestrados también.
“Me dicen La Menuda. Soy muy pequeña, pero no hay que alarmarse. [...] No soy un personaje de ciencia ficción. No he salido de un cuento para niños ni soy una ilustración”. Así comienza La menuda de Lara Moreno (Sevilla, 1978), un relato largo, casi una nouvelle, ilustrado por Ilu Ros, que relata las peripecias de una joven diminuta y de Tilo y Remo, quienes la han acogido en su casa con una mezcla de asombro, compasión y temor. La menuda nos cuenta su historia en una suerte de monólogo en doce actos, mientras reflexiona sobre la realidad que contempla, y sobre los retos de la creación y sobre sus paradojas.
La última etapa de este camino inverso de lo más innovador a los clásicos nos permite disfrutar de una nueva edición de Rebelión en la granja, ilustrada en esta ocasión por Enrique Breccia (el año pasado, Libros del Zorro Rojo publicó la misma versión de Marcial Souto, pero con ilustraciones de Ralph Steadman).
La sátira orwelliana sobre los excesos del estalinismo, retratado como un régimen autoritario despiadado, nos muestra a un grupo de cerdos que deciden expulsar a los tiránicos seres humanos de la granja en la que todos viven, para establecer una nueva dictadura aún más cruel.