El año en que se cumplen tres décadas de la publicación de la viñeta sarcástica de Peter Steiner en The New Yorker, se ha convertido en la más cara de la historia. Nunca antes se habían pagado 175.000 dólares por una sola viñeta. Ocurrió el pasado 6 de octubre en la casa de subastas estadounidense Heritage Auctions, que ha desvelado que el comprador, anónimo, había estado tratando de comprarlo desde su publicación hace 30 años. 

Sin saberlo, y también sin el menor interés por la nueva era cibernética, el 5 de julio de 1993 Steiner dejó constancia de una realidad que se ha prolongado hasta el presente en la red: los conflictos generados por el anonimato y las carencias en materia de privacidad. "En Internet nadie sabe que eres un perro". Así la reza la frase que un perro, sentado delante de una computadora, le dice a otro perro, que lo observa atentamente.

En 1993, la redacción de The New Yorker ya contaba con ordenadores para algunos de sus empleados, aunque Steiner, que colaboraba con la publicación desde 1979, no era uno de los que los utilizaba. Sin embargo, tuvo el instinto de vaticinar una cuestión que sigue candente en nuestros días.

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En una entrevista con el periodista Robert Wilonsky, ahora director de comunicación de la casa de apuestas en la que se ha vendido su obra, Steiner asegura que el éxito lo desconcertó: "No se trataba en absoluto de Internet. Se trataba de una sensación de sentirse como un impostor". Por tanto, "la caricatura es autobiográfica, asegura Steiner. Y añade: “He tenido varias carreras profesionales accidentadas y en todas ellas me sentí como un fraude. Creo que mucha gente tiene ese síndrome, la sensación de que has engañado a todo el mundo”.

El éxito no fue inminente, aunque pronto alcanzó una popularidad notoria. En 1995, Bill Gates tuvo que abonar 200 dólares para que la viñeta apareciera en su libro Camino al futuro. En el año 2000, la obra ya había generado más de 100.000 dólares gracias a los derechos de autor y a las incontables reproducciones. Hoy, la viñeta más reproducida en la historia de The New Yorker, también es la más cara de la historia.

Un exitoso aniversario

A lo largo de tres décadas, la imagen se ha reimpreso en camisetas, tazas y otros productos de marketing, e inspiró una obra de 1995 sobre salas de chat. Con motivo del aniversario, CartoonStock ha lanzado una edición limitada firmada por el autor de la viñeta, y ha sido escaneada en alta resolución directamente del original vendido en subasta. 

Esta edición exclusiva cuenta con cien piezas reproducidas en su tamaño original e incluye una carta de autenticidad de Bob Mankoff, entonces editor de dibujos animados de The New Yorker.