La conquista del aire, de Belén Gopegui
Anagrama, 1998
Con el peso que implica que Francisco Umbral la señalara como la mejor de su generación, Belén Gopegui (Madrid, 1963) sigue creyendo que siempre, ante cualquier injusticia política o social, se puede y se debe actuar, al menos a través de la palabra, consciente de que si no se proponen alternativas, el arte se queda solo en lamento. Así lo hizo en La conquista del aire, llevada al cine por Gerardo Herrero con el título de Las razones de mis amigos (2000), y en novelas como La escala de los mapas (1993), Lo real (2001), El padre de Blancanieves (2007), o Existiríamos el mar (2021). Finalista de los premios Rómulo Gallegos, Fundación José Manuel Lara y de la Crítica de 2001, obtuvo el Premio Tigre Juan en 1993.
Soldados de Salamina, de Javier Cercas
Tusquets, 2001
Narrador de raza, Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) es un maestro en el arte de mezclar la ficción y la realidad en sus novelas, al punto de modular un rasgo de estilo, verdadera seña de identidad de su obra. Así lo hizo con Soldados de Salamina, una obra extremadamente original, bien concebida y tramada desarrollada en dos planos históricos con agil amenidad. Llevada al cine por David Trueba en 2003, la popularidad y respaldo crítico de Cercas no ha hecho sino aumentar gracias a novelas como La velocidad de la luz (2005), Anatomía de un instante (2009), Las leyes de la frontera (2012), El impostor (2014) o Terra alta, Premio Planeta 2019. También cuenta con el Premio Grinzane Cavour, entre otros.
El guitarrista, de Luis Landero
Tusquets, 2002
Creador de un universo literario único poblado por fantasmas del pasado e incurables fabuladores de felicidades imposibles, Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) escribe porque dice no tener “otro lugar donde ir”. En El guitarrista, novela de corte autobiográfico, su refugio fue su propio pasado de joven rebelde y soñador trasplantado al madrileño barrio de Prosperidad, y en ella derramó su mirada cervantina, su sensibilidad y sentido del humor, plasmado siempre en obras que no son nunca ni inofensivas ni inocentes. Autor de novelas como El balcón en invierno (2014) o Lluvia fina (2019), Premio Nacional de Narrativa en 1990 y Premio Grinzane Cavour, el año pasado recibió el Premio Nacional de las Letras.
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Anagrama, 2003
Ya lo decía Fernando Aramburu: donde los demás apenas vemos molinos de viento, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) ve literatura. Buena muestra de su mejor narrativa es París no se acaba nunca, en el que funde autobiografía, ensayo y ficción para reinventar sus días de aprendizaje literario en la Francia de los años 70, con una casera (Marguerite Duras) que le daba consejos para escribir. Desde entonces Vila-Matas ha consolidado una carrera literaria asombrosa, con títulos como Bartleby y compañía (2000), El mal de Montano (2002), Mac y su contratiempo (2017) o Montevideo (2022) y premios como el Rómulo Gallegos, el de la FIL, el Formentor, el Premio al mejor libro extranjero en Francia...
Crematorio, de Rafael Chirbes
Anagrama, 2007
Premonitorio e implacable, Rafael Chirbes (Tabernes de Valldigna, Valencia, 1949-2015) no solo fue uno de los más grandes novelistas del último siglo, sino que retrató en Crematorio las corrupciones y miserias de la España de la burbuja inmobiliaria, enferma de codicia, inmoralidad y ambición. Se trataba, como el mismo decía, de narrar a lo Balzac la vida privada de las naciones sin ahorrarle nada al lector. Testigo implacable de un mundo codicioso e insolidario que naufraga saturado de vacío y soledad, Chirbes, autor de unos suculentos Diarios y de novelas como Mimoun (1996), La caída de Madrid (2000), Los viejos amigos (2007) y la póstuma París-Austerlitz (2016), obtuvo el Premio Nacional de Narrativa por En la orilla (2013).
Pájaro sin vuelo, de Luis Mateo Díez
Alfaguara, 2011
Último Premio Cervantes, Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942), fabulador infatigable, ha creado un universo propio, establecido sobre todo en el territorio imaginario de Celama, para plasmar una visión del mundo como devastación y ruina inminentes. Su magisterio narrativo, con cotas como La fuente de la edad (1986), El expediente del náufrago (1992 /2008), La soledad de los perdidos (2014), Mis delitos como animal de compañía (2022) o El limbo de los cines (2023) retratan un país desencantado al que el tiempo ha abismado en la soledad y la incomunicación. Quizá por eso, sus libros siempre son destacados entre los mejores de cada año. Miembro de la RAE, también obtuvo el Premo Nacional de las Letras en 2020.
Farándula, de Marta Sanz
Anagrama, 2015
Si con La lección de anatomía (2014) Marta Sanz (Madrid, 1967) logró situarse, en palabras de Rafael Chirbes, “en el escalón superior de nuestras letras”, Farándula, Premio Anagrama 2015, la consagró como una de las narradoras feministas de referencia gracias a su aguda y corrosiva reflexión sobre el paso del tiempo, el miedo a perder el sitio, la degradación de la cultura y la creciente incapacidad del arte para importarle al mundo. Escrita en un desatado tono satírico de desbordante pesadumbre, la autora confirmaba en estas páginas lo apuntado en Black, black, black (2010) y Daniela Astor y la caja negra (2013). Finalista del Premio Nadal con Susana y los viejos (2006), obtuvo el Premio de la Crítica de Madrid por su poemario Vintage en 2014.
Patria, de Fernando Aramburu
Tusquets, 2016
Tras publicar en 2006 Los peces de la amargura, un puñado de relatos sobre las víctimas del terrorismo etarra, era cuestión de tiempo que Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) escribiese Patria, la gran novela sobre el País Vasco y sobre cuarenta años de silencios y rencores a través de la vida de dos familias que representan a víctimas y verdugos. Con más de un millón de ejemplares vendidos, la novela, traducida a 34 idiomas, se convertiría en serie de televisión. Patria obtuvo además el Premio Nacional de Narrativa, el Francisco Umbral y el Strega Europeo, entre otros. Autor de obras como Fuegos con limón (1996), Los vencejos (2021) o Hijos de la fábula (2022), acaba de publicar Sinfonía corporal. Poesía completa.
Un amor, de Sara Mesa
Anagrama, 2020
Inconfundible en su manejo de los silencios y de situaciones aparentemente normales expuestas sin edulcorantes ni consuelo, Sara Mesa (Madrid, 1976) domina el arte de indagar en lo más oscuro e inquietante de las relaciones y sentimientos humanos, sin excesos, componendas ni desgarros. El resultado son espléndidas novelas como Un amor, la historia de una mujer que se refugia en un pueblo sin nombre huyendo del pasado, llevada al cine por Isabel Coixet; Un incendio invisible (2011); Cuatro por cuatro (2013); Cicatriz (2015); Cara de pan (2018); La familia (1922), y libros de relatos como No es fácil ser verde (2009) o Mala letra (2016). Finalista del Premio Strega Europeo, ha obtenido el Premio Málaga de Novela y el Ojo Crítico, entre otros.
Tomás Nevinson, de Javier Marías
Alfaguara, 2021
Pocos meses antes de morir, Javier Marías (Madrid, 1951-2022), mariscal del reino de las letras por excelencia, publicaba una honda novela en la que enfrentaba a su protagonista, Nevinson, con un dilema moral y sentimental a cuenta de las indecisiones y sus consecuencias. Se trata de una extraordinaria obra, precisa en su ejecución, inquietante en su fondo moral, que culminó una trayectoria ejemplar, polémica y excepcional desde su debut con Los dominios del lobo (1971). Después vendrían títulos como Corazón tan blanco, de 1992, Negra espalda del tiempo, de 1998, Los enamoramientos (2011), Así empieza lo malo (2014) y Berta Isla (2017), que le valdrían galardones, como el Rómulo Gallegos, el Nelly Sachs o el Formentor.