Remedios Zafra / Foto: Johanna Marghella.

Remedios Zafra / Foto: Johanna Marghella.

25 años de El Cultural

Narrar la complejidad de la época

La escritora Remedios Zafra repasa su trayectoria durante estos veinticinco años, en los que se ha llegado a la conclusión de que "si lo escrito no incomoda, no está bien escrito".

15 diciembre, 2023 02:15

Comencé a escribir ensayo hace veinticinco años. Desde entonces siento haber habitado en sus márgenes. Experimentar sobre los límites narrativos ha sido una motivación que va más allá del estilo y que considero tanto política como poética.
También las escrituras contribuyen a mantener y a cuestionar nuestro mundo. Y si en este predominan guerras y desigualdad debemos probar otras tentativas, otras formas posibles de escribir y pensar.

Porque a menudo la energía creativa se centra en las presencias, en la presión por significar y vencer, reforzando “lo de siempre”, pasando por alto lo contradictorio porque inquieta. Pero, ¿acaso no es ahí donde hay que profundizar, convivir con lo que duele o entender?

Mi tradición reflexiva y literaria viene de las bibliotecas y la educación públicas, pero también de las enciclopedias incompletas y los libros de saldo que llegan a una casa sin libros, donde se desconocía la palabra feminismo y aún no se comprende la palabra Internet. Los temas te eligen porque te punzan.

El pensamiento ayuda a narrarlos y comprender la propia época, a preguntarte cómo un mundo conectado puede favorecer ser más iguales siendo diversos, o más libres estando la vida mediada por tecnologías bajo fuerzas monetarias. Es de esta motivación de la que nacen los primeros ensayos que logré ver en librerías como Netianas, Un cuarto propio conectado y (h)adas. La pregunta por la igualdad requería problematizar las identidades en la singularidad del ahora.

En mi escritura he buscado interpelar por lo que contribuye a mantener compartimentos estancos en la desigualdad bajo el espejismo de movimiento. A veces las palabras vestían de relato o novela, pero seguían pretendiendo ser reflexivas. Así ocurre en Lo mejor (no) es que te vayas, Despacio y Los que miran, donde palpita el deseo de romper lo dicotómico. Dejé en estos libros una advertencia del creciente riesgo de oscilación y desánimo del “todo o nada” promovido por lógicas aceleradas; también una esperanza, la posibilidad del cambio que elogia la lentitud del hacer menos y mejor.

Después de estos veinticinco años, escribo libros perturbadores. Si lo escrito no incomoda, no está bien escrito

Ojos y capital me permitió enlazar la hegemonía de un sistema de valor que aún domina y equipara “los ojos como nueva moneda”, sumando nuevas precariedades cuando habitamos entre imágenes sin carne y ahora inteligencias artificiales, no precisamente controladas por ética y ciudadanía.

Las reflexiones sobre los trabajos y vidas que nacen de esta economía fueron las capas del ojo detrás del ojo para llegar a mis trabajos más recientes: El entusiasmo, Frágiles y El bucle invisible. Pensar sobre la transformación de los trabajos intelectuales ha sido movilizador en los últimos años. Porque la pasión que caracteriza estos haceres pasa por alto su fácil instrumentalización cuando se legitima la suficiencia del capital simbólico, su riesgo de neutralización ante la hiperproductividad competitiva de quienes esperamos ideas y crítica.

El individualismo y el desafecto animan a rivalizar al último con el penúltimo en concursos perpetuos, dificultándonos ver que somos frágiles, que nos necesitamos. Solo hay que preguntarse ¿quién soy? para que el trabajo se posicione como la acaparadora identidad que drena al sujeto.

De mis últimos libros han dicho que tratan de lo que resulta inadecuado hablar cuando hablamos de cultura y de trabajo. Es intencionado, escribo libros perturbadores y me causa orgullo. Si lo escrito no incomoda, no está bien escrito. Porque toda toma de conciencia, todo pensamiento propio precisa de un malestar primero. Hay por tanto cierta rebeldía en mi escritura, no porque sea negativa, sino porque (como sugería Camus) lleva consigo un “sí” y un “no”. Un “no” aceptamos el mundo tal como es, un “sí” reclamamos poder transformarlo. 

Remedios Zafra (Zuheros, Córdoba, 1973). Escritora y ensayista. Premio Málaga de Ensayo, 2013. Premio Anagrama de Ensayo, 2017. Premio Jovellanos, 2022. Netianas. N(h)acer mujer en Internet (2004). El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital (2017). Ciberfeminismo (2019). El bucle invisible (2022)

libros-mas-vendidos-20231215

Los libros más vendidos: 15 de diciembre de 2023

Anterior
Rafael Sánchez Ferlosio. Foto: Pedro Gutiérrez Cruz

In memoriam: Rafael Sánchez Ferlosio, vigencia intacta

Siguiente