La Fundación Banco Santander, comprometida con el rescate literario, y la Universidad de Exeter, líder en la investigación de estudios hispánicos, continúan su colaboración en el proyecto CartasVivas, liderado por la catedrática de dicha universidad Nuria Capdevila-Argüelles y centrado en recuperar, con una perspectiva feminista, la memoria de autoras españolas del siglo XX, algunas de ellas poco conocidas o casi olvidadas. Un proyecto "insólito y pionero", en palabras del responsable literario de la fundación, Francisco Javier Expósito.
Con un entusiasmo contagioso, que explica en buena medida el éxito del proyecto, la profesora Capdevila-Argüelles ha explicado este martes en la sede madrileña de la fundación los pormenores del proyecto, su alcance pedagógico y la nueva remesa de vídeos que son su cara más visible: píldoras audiovisuales en las que tres actrices se meten en la piel de otras tantas autoras españolas del siglo XX, con la voluntad de mantener vivo su legado intelectual a través de la lectura dramatizada de sus escritos.
En ediciones anteriores, hemos sabido qué pensaban acerca de la vida, la cultura, la educación, la sociedad o la situación de las mujeres de su tiempo la escritora Carmen Laforet, la política y escritora Federica Montseny, la poeta y académica Carmen Conde o la poeta, periodista y atleta Ana María Martínez Sagi.
En esta ocasión, se suman a la biblioteca audiovisual disponible en la web cartasvivas.org los testimonios dramatizados de la científica y profesora Margarita Comas Camps (Menorca, 1892-Devon, Reino Unido, 1972), interpretada por Maite Jáuregui; la profesora y escritora Carmen de Zulueta (Madrid, 1916-Nueva York, 2010), representada por Laura Arnaiz; y la psicoanalista y escritora Irene Claremont de Castillejo (Londres, 1885-1967), encarnada por Jude Arkwright. Con ellas el proyecto suma ya 12 autoras y 36 de estas "cartas vivas".
Margarita Comas Camps, tras exiliarse durante la guerra civil, se convirtió en profesora de biología en el emblemático Dartington Hall, en el condado de Devon, donde además se ocupó de los niños vascos evacuados a Inglaterra en 1937. Allí continuó impulsando la educación científica como parte del humanismo para niños y niñas en igualdad. La presencia de las niñas en el laboratorio fue clave para ella hasta su jubilación.
En el testimonio dramatizado que aparece sobre estas líneas, extraído de sus textos, Comas Camps afirma: "Conviene que la escuela se parezca lo más posible a una familia. La presencia de los dos sexos es necesaria para que la naturalidad sea completa. Escuela única, la misma para todos. Antidogmatismo. La tolerancia es la virtud de nuestra época". Y en otro de los vídeos, dice: "No queramos que las pequeñas cabezas estén bien amuebladas, sino bien construidas, para que se desarrolle una civilización mixta y no meramente masculina". Una afirmación que, un siglo después, sigue vigente para describir las últimas tendencias pedagógicas, que priman la capacidad crítica y lógica por encima de la memorización de datos.
"El derecho a la educación ha sido uno de los pilares fundamentales del pensamiento feminista en España, y Margarita Comas Camps fue una defensora acérrima de que las niñas estudiaran ciencia", señala Capdevila-Argüelles.
Por su parte, Carmen de Zulueta, la gran historiadora de la Residencia de señoritas, habla, por boca de la actriz Laura Arnaiz, de la perspectiva educativa de la Institución Libre de Enseñanza y el comienzo de su exilio en Norwich, donde ejerció como profesora de español sin saber aún una palabra de inglés. Más tarde se trasladó a América, primero a Bogotá y después a Nueva York, que se convirtió en su hogar definitivo. "A Carmen el exilio le pilló de vacaciones en Italia con su padre, que era embajador de España en el Vaticano. Fue un cambio tremendo en su vida, pero era una mujer que siempre luchaba y miraba el lado positivo y lo que podía aprender de cada situación", explica la actriz.
"La tradición y la modernidad chocan a veces de manera fatal en el cuerpo de la mujer", señala Capdevila. Así lo demuestra, por ejemplo, el contraste entre dos descripciones que hace Carmen de Zulueta. La primera de ellas es la de las nodrizas, esas amas de cría venidas de las montañas para amamantar a los hijos de las clases más pudientes. "Ese trabajo era una forma de esclavitud, pero se trataba de una costumbre muy arraigada en la España de mi infancia", recuerda Zulueta.
La segunda descripción es la de las "chicas institucionistas" (es decir, las que estudiaban en la Institución Libre de Enseñanza), que representaban la modernidad y que los sectores más conservadores tachaban de antiespañolas. "En los años heroicos, las institucionistas de vieja cepa llevaban el pelo rapado y vestían pantalones de pana de chico, llevaban medias de sport de lana y grandes botas de campo de piel de ternera, como las que llevan los excursionistas".
Finalmente, Irene Claremont de Castillejo, que fue esposa de José Castillejo, secretario de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), recuerda, ya viuda, los días felices en el famoso Olivar de Castillejo, en Madrid. A comienzos del siglo XX, la época dorada de la JAE, su hogar se convirtió en sede de tertulias intelectuales.
Claremont se graduó en el Newnham College de Cambridge (el mismo en el que estudió la célebre historiadora Mary Beard), y tras casarse con Castillejo dejó atrás su cultura inglesa y se convirtió, como ella misma decía, en "una granjera española". Aunque dejó España en 1939, llevó nuestro país siempre en su corazón. Publicó unas memorias tituladas I Married a Stranger ("Me casé con un desconocido") y tras su muerte se publicó un influyente volumen de psicoanálisis jungiano escrito por ella.
"Desde el primer instante, España se apoderó de mí para no soltarme jamás", confiesa en la primera de sus tres cartas vivas. "La primera visión de la meseta fue una de las experiencias más conmovedoras de mi vida. El sol sin tregua, el aire como vino, ligero y transparente. Cada roca visible hasta el más lejano horizonte".
Capdevila tira del hilo invisible que conecta a estas tres autoras: "A la vez que Margarita Comas estaba aceptando que su destino era el exilio, una muy joven Carmen de Zulueta llegaba a Reino Unido también exiliada. Ambas fueron becarias de la Junta de Ampliación de Estudios que creó José Castillejo. Él empezó a viajar al Reino Unido y allí conoció a Irene Claremont, con quien acabaría casándose".
Reino Unido, "un pueblo hispanófilo"
Una pata fundamental de este proyecto es su vertiente pedagógica. Los futuros hispanistas de la Universidad de Exeter participan cada año en el Aula CartasVivas, en el que no solo aprenden técnicas de investigación historiográfica, sino que "se convierten en creadores de contenido", porque aprenden a hacer podcasts, edición de vídeo, escritura de guion, técnicas de rodaje, interpretación y subtitulado. A cada grupo de alumnos se les asigna una autora, a la que deben estudiar y posteriormente elaborar su propia Carta Viva. "Ellos se dan cuenta de que la investigación es algo vivo y maravilloso. Tenemos que formar a los hispanistas de mañana y no podemos hacerlo solo en la biblioteca", opina Capdevila-Argüelles.
El alcance del proyecto no para de crecer en el Reino Unido, "un pueblo muy hispanófilo", afirma la catedrática, que ha desarrollado toda su carrera académica allí. "El amor por la cultura española y en especial nuestro siglo XX es muy importante para los británicos". La profesora explica ese interés por los estudios hispánicos "porque tenemos un marco internacional de estudio que el resto de filologías modernas no pueden tener. Tenemos del Diploma de Español como Lengua Extranjera y el Instituto Cervantes, una maquinaria de promoción de la lengua que funciona".
Hasta 15.000 estudiantes de unas 400 escuelas han visto los vídeos de Comas, Zulueta y Claremont gracias a la colaboración con el festival de cine español de Edimburgo (ESFF), y han participado en las actividades didácticas creadas por Nuria Capdevila-Argüelles y la profesora Isabel Santafé en el Aula CartasVivas. Además, instituciones educativas de Estados Unidos, España, Reino Unido y otros países europeos utilizan en sus aulas los recursos generados por el proyecto CartasVivas para dar a conocer otra cara de la historia española del siglo XX.