¿Cuál es el detonante que le impulsó a escribir este libro?
Me vino, como toda mi poesía, por inspiración. Empezaron a sonar los primeros versos y después vino lo demás. Yo ambicionaba crear un poema largo sobre el espíritu.
En cambio, no es el primero que publica en esta línea.
Sí, La Hansa o el muy temprano La órbita de Venus. Pero quería que este fuera especial. Es un solo poema cuyos treinta fragmentos están unidos por su contenido y su forma. Creo sinceramente que es lo mejor que he escrito. Por ello, este poema es cima y síntesis de todo lo anterior.
¿Qué riesgos asumía al abordar un asunto tan concreto?
Toda poesía es riesgo siempre, y lo será sin duda celebrar el espíritu en la “era digital”, como llama Anson a nuestra época. Parte del riesgo era resultar demasiado largo o demasiado breve. Creo que tiene la extensión perfecta para decir todo lo que yo quería expresar. Ahora que lo pienso, desde mis veintitrés años, con mi primer libro Un evangelio español, siempre he asumido el riesgo de ir por mi cuenta, diciendo siempre lo que quería decir, al margen de modas y del poder.
[José Luis Rey: 'El dorado', libro clave de un poeta en la vanguardia]
¿Qué simboliza el dorado?
El dorado es el espíritu, el soplo originario, lo que llena de vida la vida y trasciende la muerte. Pero no todos tienen el dorado. Y también hay quien lo tiene sin saberlo. El dorado no es la belleza, ni el don, ni la ardiente paciencia de la que habló Rimbaud. Y sin embargo es la suma de todo eso. Por ello, quien tiene don tiene obligación. Todo esto lo explico mejor en un ensayo mío muy reciente: Jacob y el ángel. La poética de la víspera, publicado por la editorial cordobesa Cántico.
¿Qué relación tienen el dorado y la muerte?
Mucha. El dorado nos hechiza e impulsa por la vida y la muerte queda superada al fin. “Death shall have no dominion”, dijo el gran Dylan Thomas. El dorado es fe, fe en obra, poesía y amor. Por otro lado, si no hubiera muerte, ¿haría falta el dorado? La muerte, que cede ante el dorado, también le da sentido, significación y profundo arraigo en nosotros.
"Unamuno habría sido Premio Nobel si hubiera escrito en francés"
¿Pretendía reflexionar sobre la hipótesis de la vida eterna?
Sí, así es. Yo admiro mucho a Unamuno, que habría sido Premio Nobel si hubiera escrito en francés. Unamuno es un gigante de la fe puesta en tela de juicio. Pero yo, en lugar de sufrir, prefiero creer. Sí, creer en el dorado.
¿Qué importancia tienen las leyendas en su poesía?
Juan Ramón Jiménez llamó Leyenda a su obra completa. Creo que no se debe perder el encanto de la infancia en la poesía, por eso en mi obra están muy presentes mis vivencias y lecturas infantiles.
¿Qué referencias se le vienen a la mente?
Samuel Pickwick, Tartarín en los Alpes, El gran Meaulnes, El caldero de oro de E. T. A. Hoffmann, El amigo Fritz y todos esos libros de la maravillosa colección Club Joven Bruguera. Todo ello unido a jugar en el barro y la hierba con mis hermanos, todo eso tenía que desembocar en el dorado, en la poesía que emana del dorado, pues el dorado estaba ya con nosotros.
"Si vuelvo a escribir poesía, lo haré mediante heterónimos"
¿Qué papel juega la música en este poemario?
Yo paso varias horas del día escuchando música. Bach, Bob Dylan, Monteverdi, Duncan Dhu... He procurado siempre que en mi poesía haya música (y en mis traducciones también). La música es la respiración del espíritu y supone una gran parte de la fuerza del dorado.
¿Qué supone este libro en su trayectoria poética?
En mi trayectoria (en la cual quiero agradecer la compañía de dos grandes como Pere Gimferrer y Chus Visor) El dorado es la culminación de mi obra. Si vuelvo a escribir poesía, lo haré mediante heterónimos. El dorado es un punto de llegada, no de partida. Después de El dorado habrá que empezar de cero, nuevamente. Y esa segunda juventud, por qué no, puede ser también feliz.