¿Qué libro está leyendo estos días?
Releyendo, más bien. Haciendo de República, de Julio Camba.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Casi cualquier cosa. Me gusta más picotear y releer que leer cosas nuevas. Tengo tendencia a huir de los libros. Y tengo tendencia a aguantar la respiración cuando leo, lo que me impide leer por ejemplo a los grandes clásicos rusos, por razones obvias. Cuando leo, tengo la sensación de que ejerzo plenamente mi derecho a la neurosis.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Con Robert Walser. O con cualquiera de los demonios que salen en las películas de Insidious, de James Wan.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Mis padres tenían siempre tebeos underground en el váter, y recuerdo que me traumatizó especialmente un tebeo de Nazario, llamado Anarcoma. Mi padre me llevó con ocho años a que me lo firmara en el Saló del Cómic. Ahí nació la neurosis.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...?
Odio los libros electrónicos, no entiendo la manía de inventar artefactos para reemplazar a cosas que ya funcionaban muy bien, como los libros de papel. O el teléfono fijo. Leo de pie, por la calle, siempre al acecho. Nunca leería de noche, o antes de dormir. Leer antes de dormir me parece una práctica muy decadente, igual que llevarse libros para leer en vacaciones. Hay que leer como quien va a una pelea. A la mejor hora del día.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Mi padre solía quedar con compañeros del banco para cantar canciones de Rocío Jurado y maquillarse. Supongo que en realidad fue ahí, y no en lo de Anarcoma, donde nació mi sentido del humor. Y la neurosis, en un sentido amplio.
¿Qué le presta de sí mismo al protagonista de Contenido?
Por desgracia, la mayoría de mis conflictos no se pueden justificar tan fácilmente. Pero como le pasa a Moisés, mi personaje, el monstruo que he creado para defender a mi niño interior se me ha ido de las manos.
El libro es un retrato del periodismo digital español: ¿se han reconocido algunos de sus personajes? ¿se han quejado?
Bueno, hay varios periodistas que me han dejado de seguir en Twitter. Y me consta que alguno ha entrado corriendo en librerías de Barcelona, a buscarse en el libro, para ver si sale. Pero sin comprárselo. Una cosa muy española.
¿Qué le presta el narrador Padial al cineasta?
Suelen sabotearse el uno al otro. Pero poco a poco, estoy aprendiendo a hacerlos convivir. El truco es darle café a uno, y vino blanco al otro.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
Me entusiasma el arte contemporáneo. Mi formación fue artística, y todo lo que hago tiene mucho de eso, de artefacto subversivo, satírico.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Sería alucinante tener un cuadro original de Goya en casa. Pero también daría algo de miedo ir al baño por las noches.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Bueno, vivo con una crítica de cine, lo que es una situación insólita, sobre todo para mí como cineasta. En cierto modo, cada día tengo que acertar con la puesta en escena.
¿Qué libro le recomendaría al nuevo ministro de Cultura y por qué?
El audiolibro de 50 sombras de Grey. Narrado por Echanove. Por ver qué caras pone en las partes más locas.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Creo que España me gustaría más si estuviera fuera, en otro sitio. A veces siento que España le ha dado la espalda a la inteligencia. Pero es el país con más terrazas por ciudadano, así que una cosa por la otra, supongo.
Proponga una medida para mejorar nuestra situación cultural.
Irnos todos a Francia. Pero entonces quizá lo único que estaríamos haciendo sería desplazar el problema, que fue lo que sucedió cuando muchos de mis conocidos se fueron a Berlín.