Fernando Savater ha sido despedido de El País en la noche de este lunes. Aunque desde el diario que dirige Pepa Bueno aún no se han pronunciado al respecto, los motivos apuntan a las críticas que el escritor y filósofo vierte contra la deriva "decadente" y "sectaria" de la histórica cabecera en su nuevo libro, Carne gobernada, que llega a las librerías este miércoles bajo el sello de Ariel (Grupo Planeta).
Savater colabora en El País "desde el número cero de la publicación", según él mismo relata en Carne gobernada. Efectivamente, ha estampado su firma en las páginas del diario integrado en el Grupo Prisa durante 47 años ininterrumpidos. Recuerda el escritor y filósofo que en la primera etapa compartió amistad con el editor Javier Pradera, miembro del equipo fundador del periódico. En aquellos años "formaba parte de la guardia pretoriana de EP" y se sentía "arropado y tonificado por la camaradería".
Ni siquiera "el apoyo con pocas fisuras" del diario al entonces presidente del gobierno, Felipe González, fue suficiente para generar un distanciamiento entre Savater y El País, al que se sentía "ligado de manera insustituible y viceversa".
Cronología de un distanciamiento
Reconoce el escritor y filósofo que su evolución idelógica se refleja de manera pública a través de sus colaboraciones con El País, precisamente. Todo arranca con el movimiento 15-M y continúa con la aparición en la escena pública de Podemos. Sobre el "entusiasmo electoral" que les procuró cuatro millones de votos en las elecciones generales de 2015, comentó que "no sabía que en España hubiera tantos bobos", lo que le costó una reprimenda. "Me fue muy reprochado ese exabrupto", asegura en el libro.
Solo unos meses antes había comenzado a escribir una columna que, hasta la fulminación de este lunes, salía los sábados en la última página de El País. Aquella tribuna que no superaba las 300 palabras semanales era "el ágora de la mayoría ilustrada y políticamente inquieta de nuestro país", según él mismo asegura. Pero fue también el desencadenante del deterioro de su relación con la cabecera. La llegada a la cúspide del PSOE de Pedro Sánchez, que según Savater aplica un "liderazgo caudillista", lo precipita todo.
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Fue la aparición del actual presidente del Gobierno de España la que desencadenó "el brusco desahucio por motivos indiscutiblemente sectarios [...] de la cúpula directiva de nuestro periódico: Antonio Caño y su equipo de gente tolerante y muy profesional desapareció por el sumidero del nuevo régimen de un día para otro, sin explicaciones. De ser un diario progresista, de centro izquierda [...], pasó a convertirse en un portavoz gubernamental".
No terminan aquí las implacables críticas del filósofo. Y es que, según su criterio, El País "pasó a convertirse en un risible epítome de la prensa al servicio de la política". Tanto que "hemos llegado a que el chiste sea EP y sus disparates sectarios".
No obstante, Savater está convencido de que hay otros "factores" que intervienen "en la evidente decadencia" del diario. Uno es "la colonización ideológica por parte del PSC". El escritor y filósofo lo explica a través de "las opiniones del supuesto periódico global", que estarían "dirigidas en las cuestiones nacionales por una cáfila particularmente estrecha: Jordi Amat, Jordi Gracia, Xavier Vidal-Folch o Josep Ramoneda".
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La otra causa que ha influido negativamente en la transformación de El País ha sido, según Savater, la "desafortunada invasión femenina". Reconoce que en otros medios "los mejores columnistas son mujeres", mientras que "en EP nos ha tocado el lote menos lúcido". "Salvo las honrosas y escasas excepciones de rigor, son tan sectarias como los varones con quienes se codean", apostilla.
Una decepción de índole personal del propio Savater con el periódico agravó el desgaste de la relación. Resulta que ni la SER ni El País dieron cobertura a la promoción en 2021 de su libro Solo integral (Ariel), una selección de sus tribunas publicadas en El País durante los últimos años. Su reacción, a través de su columna semanal, fue este arranque en una de sus columnas publicadas posteriormente: "Si ustedes solo se informan por medio de este periódico, no sabrán que he publicado un libro...".
"Mindundis oficiales"
Tras este episodio, confiesa Savater que intensificó el "tono heterodoxo" de sus columnas, "en contraste permanente con las opiniones del resto del periódico, tan previsibles y unánimes [...] salvo honrosas excepciones como Félix de Azúa". A este elenco pertenecen, según Savater, "mindundis oficiales tipo Sergio del Molino y gente parecida", cuyo cometido habría sido realizar "obedientes piezas de encargo" para refutar las consideraciones que él había esgrimido en su columna.
Se había estrechado tanto el lapso de tiempo entre la publicación de su columna y el texto que salía a la contra que, según relata Savater con su habitual retranca sarcástica, llegó a llamar a la redacción para "advertirlos de que tuvieran cuidado, no fueran un día a publicar la refutación antes que el artículo".
De no saber que están escritas antes del despido de este lunes, las incómodas páginas dedicadas a El País acaban con lo que hoy podría haber sido interpretado como una suerte de 'epitafio del columnista': "Nunca he disfrutado con mis columnas como en estos últimos tiempos, sabiendo a cuántos molestan". En un pasaje anterior se expresaba en un tono similar, pero apostillaba, con la mordacidad que le caracteriza, "que si están molestos se vayan ellos porque yo llegué antes". Finalmente las cosas han ocurrido de otra manera.