'Los orígenes intelectuales del Tercer Reich': así se construyó el espíritu del nacionalsocialismo
El ensayo de George L. Mosse sirve para reconstruir los complejos procesos culturales por los que Alemania terminó abrazando el desastre totalitario.
3 febrero, 2024 01:37“Esta es una historia horrible. Es espantosa cuando el cuerpo que hemos fabricado nos exige un alma. Pero es mucho más horripilante, espantosa y siniestra cuando hemos fabricado un alma, y ésta nos exige un cuerpo y nos persigue”.
Esta cita de Heinrich Heine, escrita a finales del XIX, sobre el particular “peligro” del espíritu alemán, sirve para resumir el sentido de la importante aportación a la historiografía del nacionalsocialismo realizada en este ensayo por George L. Mosse (1918-99).
No subestimemos las ideas porque pueden destruir civilizaciones. O dicho de otro modo: Mosse deja en segundo plano las interpretaciones economicistas y materialistas para centrarse en los valores que, pacientemente propagados en la Alemania de entreguerras, pavimentaron el camino de Hitler al poder.
Qué historia tan terrible esta que nos muestra una nación tardía que, envolviéndose en el espíritu del romanticismo, busca un cuerpo agresivamente, un “Volk” (pueblo) concreto para encarnarse.
Aunque se han escrito millones de páginas sobre cómo y por qué proliferó transversalmente el nazismo, el ensayo de Mosse no solo es aún un hito indispensable para cualquier estudiante serio de la Europa de los siglos XIX y XX; también sirve al historiador de la filosofía para reconstruir los complejos procesos culturales por los que Alemania terminó abrazando el desastre totalitario.
Publicado por primera vez en 1964, este fue uno de los primeros estudios en examinar los orígenes “intelectuales” del Tercer Reich y su imaginario cultural “völkisch”, esto es, la creencia supremacista de que el pueblo ale-mán estaba destinado al liderazgo civilizatorio en virtud de una pureza que podía quedar mancillada por los obstáculos raciales de los grupos “menos adaptados”.
Hoy sabemos cómo esta mentalidad condujo a la exclusión del pueblo judío, permitiendo que los nazis llevaran su proyecto ideológico a extremos eugenésicos.
De ahí que la valiosa introducción crítica de Steven E. Aschheim también sea extremadamente pertinente para traer la obra de Mosse al momento actual y mostrar algunas de sus limitaciones.
Unas insuficiencias no tanto procedentes de su originalidad como de su dependencia del a la sazón dominante marco teórico del “sonderweg” alemán, esa interpretación histórica que subraya el específico carácter germánico de la patología totalitaria moderna.
Refugiado de la Alemania nazi, Mosse se incorporó en 1955 al Departamento de Historia de la Universidad de Wisconsin-Madison, convirtiéndose en uno de los primeros intelectuales en analizar la historia cultural e intelectual de la Europa moderna desde el sesgo del fascismo y la historia de las subjetividades.
El ensayo de Mosse sirve al historiador de la filosofía para reconstruir cómo Alemania abrazó el desastre totalitario
Dividido en tres partes diferenciadas, se adentra aquí en la fundación, institucionalización y promulgación del nazismo a través de la comprensión de la ideología “volkish”. Es importante tener en cuenta que los nazis encontraron su mayor apoyo entre la gente “respetable y educada”.
Por ello la conceptualización y luego popularización de esta ideología fue un producto directo del movimiento romántico de la Europa del XIX, con su enfoque distintivo en lo “irracional y emocional”, su resentimiento hacia lo urbano y lo cosmopolita, así como su exaltación del “paisaje nativo”.
Entendiendo el antisemitismo como un movimiento ideológico antimoderno y enemigo político del parlamentarismo, Mosse dibuja un repliegue culturalista que permite trazar analogías con nuestro presente.
“Quizá con un análisis del triunfo ‘völkish’ en el pasado podamos prevenir su victoria en el futuro”, escribe al final de su introducción de este clásico de la historiografía del nacionalsocialismo.