Sergio del Molino. Foto: Jeosm

Sergio del Molino. Foto: Jeosm

Letras

Sergio del Molino desvela la complicidad del franquismo con los nazis en 'Los alemanes', su nuevo libro

La novela, Premio Alfaguara, sigue a una familia procedente de una colonia alemana en Camerún durante la Gran Guerra que se instaló en Zaragoza.

29 marzo, 2024 01:01

Ha conseguido Sergio del Molino (Madrid, 1979) crédito con algunos libros que se mueven entre el intimismo autobiográfico (La España vacía o La piel) y el reportaje (Un tal González). Podría haberle sacado más partida a esta vía que le ha proporcionado amplia difusión. Sin embargo, en una elogiable prueba de no querer explotar una veta segura, se ha ido en Los alemanes al extremo opuesto de una fuerte novelización.

Los alemanes

Sergio del Molino

Premio Alfaguara. Alfaguara, 2024. 324 páginas. 20,90 €

A partir de una realidad cierta, desarrolla un argumento imaginativo no poco enrevesado. En una estimación global, el libro resulta una aleación de novela de aventuras, de crímenes y de intriga, todo ello levantado sobre el sedimento de un relato histórico que rastrea las consecuencias hasta hoy mismo de unos hechos de hace un siglo.

La base histórica remite a la llegada a España de miembros de una colonia alemana en Camerún durante la Gran Guerra. Algunos se instalaron y echaron raíces en Zaragoza. La acción se centra en una de esas familias, los Schuster. En el presente del relato, un hijo de la última generación, cantante famoso y provocador, ha muerto y a su entierro en el cementerio germano concurren sus hermanos, una política de brillante futuro y un profesor en una universidad teutónica. No asiste el padre, acaudalado charcutero ya en la ruina y demenciado.

[Sergio del Molino gana el Premio Alfaguara de novela con 'Los alemanes']

También están presentes otros allegados. Desde el hoy se recupera el pasado, que saca a relucir la complicidad del franquismo con los nazis. El ayer cercano, la actividad criminal del padre, pasa factura al ahora en forma de un chantaje político para llevar adelante un pelotazo inmobiliario que destroza a toda la familia.

Esta trama se abre como un abanico en varias direcciones. Una apunta con intención de denuncia al fanatismo hitleriano, a la supervivencia de su ideología racista y a la complicidad de la dictadura española con los vencidos. Otra señala con el mismo propósito a la corrupción política reciente que facilita la especulación económica. Y sobre ambas descansa un bucle de motivos individuales: las cuestiones de la identidad, el exilio y la culpa.

La interesante peripecia de 'Los alemanes' queda en los mismísimos confines del melodrama

Cada uno de estos filones tiene su particular enfoque narrativo y por ello la novela conjuga el suspense, la acción, la reflexión especulativa, el culturalismo (con especial relieve de anotaciones musicales de alcance metafórico) y el análisis tradicional de corte psicologista que alumbra el oscuro fondo de unas personalidades retorcidas y no poco dostoievskianas.

El enredo argumental garantiza la atención del lector, quien se ve atrapado por el imantante relato de graves sucesos. Las elipsis anecdóticas iniciales se resuelven con calculada parsimonia que mantiene vivo el suspense. La feroz estampa familiar impacta por las enfermedades del alma –rencor, odio, venganza– que aquejan a sus miembros. Pero la fuerza comunicativa de una peripecia intensa y dura no se acompaña de un tratamiento narrativo satisfactorio.

La familia obedece a un determinismo hereditario decimonónico. Los personajes no esquivan el carácter maniqueo, y el judío malo es malísimo, retorcido, una caricatura. Momentos de la acción resultan folletinescos, concesión que marca la estampa del padre enfermo y su tópica cuidadora rumana. Otros se dilatan en informaciones pegadizas. Pasajes en una universidad alemana son reducción simplista de intrigas de novela de campus.

Cada personaje se explica en primera persona, algo legítimo en los hermanos por expresar así sus tormentos, pero gratuito en los restantes. En fin, la interesante peripecia de Los alemanes queda en los mismísimos confines del melodrama.