Cuando este sábado arrancó la final de la Copa del Rey que enfrentaba al Athletic Club de Bilbao y al Real Club Deportivo Mallorca en el estadio sevillano de La Cartuja, en Nueva York eran las 4 de la tarde. Esto no tendría por qué importarle a nadie, si no fuera porque allí se encontraba Kirmen Uribe (Ondarroa, Bizkaia, 1970), el escritor que ganó el Premio Nacional de Narrativa en 2009 con su novela Bilbao-New York-Bilbao.
Contactamos con él para desentrañar el vínculo sentimental que le une al Athletic y para descubrir cuál es la pulsión literaria que anida en ese club. Más de un siglo después de establecer que en sus filas solo militarían jugadores del histórico territorio de Euskal Herria, no solo ha mantenido su posición, sino que es el tercer club más laureado de la Primera División Española después de Real Madrid y Fútbol Club Barcelona, y el único que, junto a estos, nunca ha descendido a la segunda categoría. Desde luego, aquí hay una historia y Uribe lo sabe.
Aficionado al club rojiblanco por transmisión generacional —su abuela, que era más del Athletic que su abuelo, y su madre—, acudió junto a su familia a la Casa Vasca en Brooklyn (Nueva York) para ver ganar la Copa, cuarenta años después, al equipo de fútbol de sus amores. Antes de esta esperada victoria, había conquistado la final cinco veces en los últimos quince años y en ninguna de ellas se había llevado el gato al agua. A la sexta fue la vencida y, aunque él no pueda asistir a la fiesta de la Gabarra, se muestra exultante.
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¿Qué alcance literario tiene la victoria de ayer?, le preguntamos, y qué fenómeno novelístico se imagina cuando piensa en su equipo. "El Athletic es el antihéroe. No es el que siempre gana, sino el que siempre consigue lo que se pretende a base de lucha. No entra dentro de la estética del ganador, sino que se basa en otros valores como el sentimiento de pertenencia a un lugar, la paciencia, el saber perder...", explica.
Además, "no está vinculado al mercantilismo del fútbol", añade. "La gente no está habituada y ha costado mucho esfuerzo, —asegura —. Sin embargo, no por estar cuarenta años sin ganar un título grande se ha cambiado la filosofía, ni se han empezado a hacer gastos millonarios. El Athletic queda fuera de esa visión tan fría del negocio, se sigue viendo el fútbol de una manera más natural".
Cuando le preguntamos, precisamente, si le interesa ese debate acerca de la reputación del fútbol como un deporte deshumanizado por el capitalismo y las indecentes cantidades de dinero que se mueven, responde, sabiéndose de un equipo ajeno a esta deriva, que lo que más le preocupa son "los tics racistas u homófobos que se ven en el fútbol". "Debería proponer otros valores como la inclusión o la diversidad", concluye.
Esto último ocurre, según considera, en la Fundación Athletic Club, cuyo responsable de proyectos es otro escritor, Galder Reguera, autor de libros como Libro de familia o Hijos del fútbol, en el que da cuenta de su relación emocional con el equipo bilbaíno. La Fundación, en efecto, constituye una suerte de rara avis en un mundo tan mercantilizado como el fútbol. Impulsada por el expresidente Javier Uría en 2002, inicialmente pretendía potenciar el fútbol base y sus objetivos pasaban por la implementación de programas sociales.
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Con la llegada en 2008 de Reguera abre sus esporas hacia la cultura. En el festival de cine Thinking Football, con once ediciones a sus espaldas, se ha podido ver en la cola de una de las salas a Mikel Vesga, el jugador que se resbaló al lanzar el penalti en la tanda de la final de este sábado (acabó entrando). Desde el Athletic Club de Lectura, en activo desde 2015, los aficionados proponen títulos a los futbolistas que militan en el club. "Me siento como un niño, muy ilusionado", dijo en 2015 José Ángel Iribar, que también participó en la iniciativa.
Además de los autores conocidos por su afición al deporte rey —Eduardo Sacheri, Juan Villoro, Eduardo Galeano, Bernardo Atxaga, etc.— que pasaron por el festival literario Letras y Fútbol, del que se han celebrado ya quince ediciones, una vez se propuso para la lectura Lo que mueve el mundo (2013), la novela de Uribe. En realidad, "el Athletic es mi fetiche: aparece en casi todas mis novelas y en muchos de mis poemas, aunque no sea la trama principal", nos aclara. Tal es el caso de Bilbao-New York-Bilbao, la novela con la que ganó el Nacional de Narrativa.
La hora de despertarnos juntos (2016) es, no obstante, la obra de Uribe en la que el club tiene una presencia más contorneada. Recuerda el autor al teléfono que, en una de las tramas, el protagonista va con sus hijos a ver un partido contra el Real Madrid. "Y, por supuesto, el Athletic pierde", relata jocoso. La narración, además, se despliega hacia la historia de Manu de la Sota y Aburto, impulsor de la cultura vasca, escritor y político nacionalista que presidió el club entre 1926 y 1929. Fue el presidente tras el que el Athletic encaró los nuevos tiempos del fútbol profesional.
Aguardaba una época esplendorosa (Iribar, Zarra, Sarabia, Zubizarreta, Clemente...) en la que el Athletic ganó las ocho ligas con las que cuenta en sus vitrinas y era conocido como "el Rey de Copas" por su exitosa regularidad en esta competición. Tras la lograda en 1984, con el exseleccionador español Javier Clemente en el banquillo, llegaron años de desierto: solo dos Supercopas de España en los últimos años, conquistas no lo bastante prestigiosas como para volver a desamarrar la Gabarra. Este sábado el Athletic ha vuelto a ganar a lo grande. La épica se impuso a la literatura del fracaso.