Paul Auster, fallecido a causa de un cáncer de pulmón a los 77 años, encontró en su propia vida la fuente de inspiración más importante para su obra. Además de la multitud de apuntes biográficos que jalonan su producción literaria, en la que destaca la monumental Trilogía de Nueva York, ha publicado libros esencialmente confesionales. A salto de mata (1998) es, directamente, un libro de memorias y 4 2 3 1 (Seix Barral, 2017) constituye el desdoblamiento del propio autor en cuatro identidades.
En los también biográficos Diario de invierno (2012) e Informe del interior (2013), Auster vuelve a su infancia, etapa de la que conservó vívidos recuerdos hasta su muerte. Confiesa que fue un adolescente introvertido y pasaba gran parte de su tiempo encerrado en su habitación. Cuenta también que se alegró cuando sus padres se separaron, mientras que la muerte de su madre cuando aún era joven resultó muy traumática.
Los episodios más escabrosos que experimentó en su vida atañen a su familia, pero le implicaron directamente. En el ensayo Un país bañado en sangre (Seix Barral, 2023) aprovecha la crítica feroz hacia la relación de Estados Unidos con la violencia y la posibilidad de comprar armas libremente para relatar el asesinato de su abuelo por parte de su abuela con una pistola. "Esto fue lo que ocurrió: el 23 de enero de 1919, dos meses después del final de la Primera Guerra Mundial, mi abuela disparó y mató a mi abuelo".
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Su abuelo, Harry Auster, tenía una relación con otra mujer en Chicago, luego de que su matrimonio se fuera al traste. El resto de la familia, entre quienes se encontraba el padre del escritor, vivía en Kenosha (Wisconsin). Harry había acudido a la casa para dar unos regalos a sus hijos cuando su esposa, Anna, le disparó con una pistola que escondía debajo de una cama. El padre de Auster estaba durmiendo en su habitación. Tenía solo seis años.
Anna fue absuelta en el juicio tras alegar que había sufrido un trastorno mental transitorio. Posteriormente se trasladaron a Nueva Jersey, donde años después nacería Paul Auster, que conoció este suceso cuando había superado la veintena, por casualidad y a través de un familiar. "Un arma fue la causante de todo esto y no solo los hijos tuvieron que crecer sin un padre, sino con el conocimiento de que había sido su madre quien lo había matado", escribe Auster en Un país bañado en sangre.
Para su padre resultó demoledor. Auster incluso creía que el truculento episodio determinó la personalidad de las generaciones posteriores. En el mismo libro, el escritor relata que tras la muerte de su padre, cuyo corazón dejó de latir mientras hacía el amor con su pareja, va a visitar su casa. Le impresionó porque parecía abandonada en vida, como si no hubiera vivido allí, como si su padre no hubiese hecho de esas paredes un hogar sino solo un lugar de paso.
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La historia de amor junto a Siri Hustvedt, reconocida también con el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019, marcó la vida y la carrera literaria de Auster. Comenzaron su relación cuando ella tenía 26 años y él 34 y se prolongó hasta la muerte del escritor. Ambos tienen una hija en común, la cantautora y actriz Sophie Auster, nacida en 1987. Hace solo unas semanas, Hustvetd aseguró en una visita a Madrid que su marido se encontraba "estable" e incluso estaba escribiendo.
Poco antes de conocer el diagnóstico que le arrebató la vida, un episodio desestabilizó emocionalmente a Paul Auster. Su hijo Daniel, fruto del matrimonio con su primera esposa, Lydia Davis, fue hallado muerto por sobredosis en 2022, semanas después de ser acusado por el homicidio involuntario de su hija Ruby, de 10 meses. Tenía 44 años y estaba en libertad bajo fianza tras haber sido detenido por el terrible suceso.
"Se cree que fue accidental porque todavía tenía drogas y la dosis que ingirió era similar a la que normalmente tomaba", detallaron las fuentes policiales sobre la muerte de Daniel. Cuando trascendió el fatal desenlace de su hija, el hijo de Auster aseguró a la Policía que estaba cuidando de ella en su residencia del condado de Brooklyn.
Los servicios de emergencia que acudieron a su vivienda encontraron a la niña inconsciente y la trasladaron al Methodist Hospital, donde se confirmó su fallecimiento. Una autopsia reveló que la menor sufrió una sobredosis de fentanilo y heroína.
Para contar historias, "¿qué mejor fuente de inspiración que tu propia vida?", defendió siempre el autor. Los conflictos de identidad probablemente derivados de traumas como estos determinaron una obra que no se entiende sin una intensa biografía.