Roberta Marrero, artista multidisciplinar que puso voz e imágenes al movimiento LGTBIQ+ en España, ha fallecido a los 52 años en Madrid, según ha informado la editorial Continta Me Tienes en sus redes sociales.
"Sin palabras pero con la necesidad de contaros, desde nuestro máximo respeto y amor, y sobre todo, desde nuestro dolor, que Roberta Marrero ha decidido marcharse", señalaba el comunicado que han hecho público.
Varias fuentes indican que Marrero habría decidido suicidarse. Dejó una nota que rezaba: “I Love You All”.
Aunque ejerció a lo largo de su trayectoria como escritora, poeta, DJ y actriz, Marrero destacó en el arte gráfico. Sus imágenes bebían del cómic, de los artistas surrealistas y de lo oculto. También hizo uso del manuscrito, entendido como una especie de ejercicio de escritura automática que aportaba espontaneidad a los rostros que inmortaliza.
En su primer libro publicado, Dictadores (Hidroavión, 2015) transformaba varias fotografías de iconos del totalitarismo con imágenes relacionadas con el mundo pop, con claras influencias de Andy Warhol.
Mao Zedong aparecía rodeado de personajes cuya cara había sido tapada por la cabeza repetida de Hello Kitty o mientras que Franco estaba maquillado con un rayo en la cara, al estilo de David Bowie.
Su libro ilustrado We Can Be Heroes. Una celebración de la cultura LGTBQ+ (Lunwerg), con prólogo de Paul B. Preciado, era un recorrido por aquellos que, de algún modo, contribuyeron a la visibilización y normalización de las minorías sexuales. Boy George, Madonna, Bowie, Virginie Despentes, Lorca, Alaska, Paloma Chamorro, pero también Rocío Jurado.
"La lucha, desde que se ha podido hacer abiertamente, ha sido siempre la misma, que es tener derechos básicos para todos”, explicaba en una entrevista en El Cultural en 2018. “A veces olvidamos que todavía en muchos países está penalizado con la muerte. Esto no es un capricho sino una necesidad de existir".
Nacida en Las Palmas de Gran Canarias en 1972, fue reconocida por su tierra, que le dedicó el Día de las Escritoras en 2022 por su relato de libertad y la solidaridad en la comunidad LGTBIQ+.
“En su trayectoria artística recurrió a diversas fuentes, desde la imaginería religiosa al cómic pasando por la cultura de masas, las estrellas de Hollywood y del cine independiente americano, la música contemporánea, la política, la identidad o su propia biografía”, según recordó en su momento el área cultural del Gobierno canario.
Marrero, cuya obra plástica formó parte de exposiciones como David Bowie Is en el museo Victoria & Albert de Londres y Piaf, en la Biblioteca Nacional de París, aseguraba que la transexualidad conlleva que la gente te deshumanice.
“No piensan en ti como alguien que necesita comer, pagar un alquiler y existir”, explicaba en El Cultural. “Estamos en un estado de marginalidad bastante grande y yo tengo suerte, sobre todo porque puedo hablar y dar voz para que se nos escuche, pero si mañana tuviera que ir a buscar un trabajo 'normal' no me lo darían".
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No por ello dejó de mirar al colectivo con cierto aire crítico. “También la gente LGTB peca muchas veces de homofobia, lesbofobia, transfobia o misoginia”, continuaba. “Nos educan en ello y reeducarnos es cosa nuestra, además las leyes van por una lado y la convivencia por otro”.
También publicó la novela gráfica El bebé verde (Lunwerg, 2016), en la que abordó su niñez y su juventud como persona trans, marcada por el bullying. Sin embargo, la cultura pop le ayudó a encontrar su lugar en el mundo.
“Cuando Boy George apareció en la pantalla de mi televisión en 1983 me enseñó que el mundo no era en blanco y negro, que era en color", aseguró en El Cultural.
En los últimos dos años había lanzado dos poemarios: Todo era por ser fuego. Poemas de chulos, trans y travestis (2022); y Derecho a cita (2024), ambos publicados por Continta me tienes.