El lenguaje debe construir puentes en lugar de barreras infranqueables. Esta es la máxima que defienden los filólogos, académicos y otros expertos adscritos al movimiento del lenguaje claro, que se han reunido en Madrid entre ayer y hoy. La Real Academia Española ha acogido en su sede la I Convención de la Red Panhispánica de Lenguaje Claro, que ha clausurado esta tarde el rey Felipe VI y que ha dado como fruto el borrador de la primera Guía panhispánica de lenguaje claro y accesible.

El movimiento del lenguaje claro nace para defender al ciudadano de a pie ante las jergas ininteligibles de la hacienda pública, la justicia, la legislación o el ámbito médico. Como ha explicado el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, más de 200 instituciones se han sumado a la red, la mayoría públicas: parlamentos, cortes, tribunales, universidades, academias de la lengua, de ciencias sociales, fundaciones, ayuntamientos y comunidades autónomas, entre otras.

Se trata de un movimiento "que también abrimos a las grandes corporaciones", ha señalado el director. "Nunca se ha producido un fenómeno de adhesiones semejante a un proyecto de escala panhispánica", ha asegurado. También ha afirmado que el derecho a comprender se ha convertido en "un nuevo derecho constitucional, el más elemental e imprescindible para poder ejercer cualquier otro", por lo que hay que vincularlo al "principio de democracia".

Entre los asistentes al acto de clausura estaban el presidente del Tribunal Constitucional, el del Consejo General del Poder Judicial, embajadores, ministros de justicia de varios países y otros altos cargos políticos, judiciales, académicos y diplomáticos.

Raquel Montenegro, de la Academia Guatemalteca de la Lengua, ha citado a Quintiliano, que ya en el siglo I afirmó que "la claridad nace principalmente de la propiedad de las palabras" y que "para conseguir este objetivo solicita denominar las cosas por el nombre que se halla en el uso común, evitando recurrir a denominaciones extrañas o desconocidas". Entre los defectos de estilo que señalaba, están la verbosidad, la longitud excesiva de los párrafos, el hipérbaton (la alteración del orden normal de las palabras dentro de una frase) y la búsqueda deliberada de la opacidad.

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José Luis Gómez ha leído un pasaje del Quijote en el que Cervantes se manifestó como uno de los primeros defensores de la claridad lingüística. "Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala", recomendó Maese Pedro a un miembro de su compañía de titiriteros.

El escritor Gonzalo Celorio, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, ha defendido que "se respete el elemental derecho a la comprensión por parte de todos los recipiendarios de las disposiciones jurídicas, documentos administrativos, de los formularios fiscales, de los diagnósticos médicos, las recetas, las pólizas, los instructivos, las garantías".

Muñoz Machado ha matizado que el movimiento del lenguaje claro, que pretende defender a la ciudadanía ante lo que ha calificado como "galimatías burocrático", "no pretende cambiar el lenguaje técnico de los profesionales cuando es imprescindible para su trabajo ni quiere evitar la oscuridad cuando se trata de un juego literario".

El director de la RAE también ha relacionado el lenguaje claro con las "reivindicaciones en materia de igualdad de género y contra prácticas sociales discriminatorias y usos del lenguaje que invisibilizan al sexo femenino". En este sentido, ha dicho que "el problema es real y la búsqueda de soluciones está muy justificada", pero ha añadido que "no podemos correr el riesgo de imponer fórmulas que no sean aceptadas por los hablantes, ni en el lenguaje políticamente correcto". En este ámbito, defiende que "la RAE lleva mucho camino andado aunque no sea frecuente que nos lo reconozcan".

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También ha relacionado el lenguaje claro con el lenguaje inclusivo y accesible, teniendo en cuenta "las discapacidades que afectan a la comprensión de los mensajes", no solo a quienes las tienen desde nacimiento sino también a quienes las han adquirido "por razón de enfermedad o de edad".

Por último, en el acto se ha presentado el borrador de la primera Guía panhispánica de lenguaje claro y accesible, cuyo ponente ha sido el miembro de la RAE Salvador Gutiérrez. El académico ha puesto el foco en la "asimétrica relación de las grandes empresas, los bancos, las aseguradoras y las energéticas con sus clientes. El laberíntico recibo de la luz o la llamada letra pequeña y otras sutiles trampas de los contratos violan el principio de claridad en dimensiones que afectan negativamente en vida, y a veces más allá, al ciudadano".

También ha cargado contra la jerga médica, de enorme utilidad en el ámbito profesional, con medio millón de términos, pero a menudo oscura para el paciente, que queda en una situación de "bloqueo cognitivo" que le impide "comprender explicaciones, memorizar pautas o incluso reproducir correctamente el nombre de su patología". Por último, ha criticado "el lenguaje vacuo" de algunos políticos citando al escritor uruguayo Eduardo Galeano, que decía que "los políticos hablan pero no dicen".