El pasado 13 de abril, la pintora y humorista gráfica iraní Atena Farghadani (Teherán, 1987) fue detenida cuando intentaba pegar un cartel crítico con el gobierno de Irán en una pared cerca de la sede de la presidencia del país y la oficina del líder supremo de la República Islámica, Alí Jamenei.

Desde entonces ha permanecido encarcelada en la prisión Qarchak en la ciudad de Varamin, al norte del país. Hace unos días, la sala 26 del Tribunal Revolucionario la condenó a seis años de cárcel, cinco de ellos por “insultar a lo sagrado” y otro por “propaganda contra el sistema”, según anunció en la red social X el abogado de la artista, Mohammad Moghimi. “Con el pretexto de múltiples delitos, este tribunal de teatro ha impuesto la pena más severa en los dos cargos mencionados”, añadió.

En solidaridad con Atena Farghadani, el Colectivo de Autoras de Cómic y el Instituto Quevedo de las Artes del Humor de la Fundación General de la Universidad de Alcalá han publicado un comunicado conjunto en el que protestan contra el encarcelamiento de la artista.

“Nos dirigimos a la opinión pública internacional con profunda consternación por la reciente condena a seis años de cárcel impuesta a la destacada dibujante y caricaturista iraní, Atena Farghadani (1987). Esta sentencia, dictada por las autoridades iraníes, es un acto injusto que atenta contra la libertad de expresión y los derechos humanos”, comienza el comunicado.

“Atena Farghadani es conocida por su valiente y comprometido trabajo artístico, a través del cual ha expresado críticas legítimas al régimen iraní. Su caso no es solo una afrenta a la justicia, sino también un claro ejemplo de la represión sistémica que enfrentan artistas, activistas y periodistas en muchas partes del mundo, donde el ejercicio de la libertad de expresión es criminalizado y castigado”.

“Como organizaciones comprometidas con la defensa de los derechos humanos universales, incluyendo el derecho a la libertad de expresión, instamos a las autoridades iraníes a revertir inmediatamente esta injusta condena y respetar los derechos fundamentales de la artista Atena Farghadani”.

Por último, el comunicado afirma que “es crucial que la comunidad internacional se una en solidaridad con Atena Farghadani y con todas aquellas personas que enfrentan persecución por ejercer su derecho a la libertad de expresión. Instamos a la comunidad internacional, a los gobiernos y a las organizaciones de derechos humanos a unirse en la condena de esta injusta sentencia y a tomar medidas concretas para proteger y defender a todas las personas que, por ejercer su derecho a la libertad de expresión, viven en una situación de riesgo”.

No es la primera vez que Farghadani entra en prisión por osar expresarse libremente en uno de los países más represivos del mundo. En 2015 ya fue condenada a 12 años de prisión, aunque después de la apelación se le redujo la condena a 18 meses. 

El motivo de aquel encarcelamiento fue la publicación de una viñeta en su página de Facebook en la que representó a miembros del parlamento como animales mientras votaban una ley que restringía el acceso a anticonceptivos y la criminalización de la esterilización voluntaria. El tribunal la acusó de “reunión y colusión contra la seguridad nacional”, “propaganda contra el Estado” e “insultar al Líder Supremo, el Presidente, Miembros del Parlamento y agentes de la Sección 2-A de la CGRI [Guardia Revolucionaria]”.

Entre las pruebas que consideró el tribunal, también se tuvieron en cuenta sus visitas a las familias de los presos políticos y manifestantes que fueron asesinados en 2009 en el centro de detención de Kahrizak, a raíz de las disputadas elecciones presidenciales de Irán de aquel año.

En 2023 también fue detenida por publicar una caricatura en la que aparecían personas con cabezas satánicas.

La nueva condena de Atena Farghadani se produce en plena ola represiva por parte del régimen iraní contra artistas, mujeres sin velo y cualquier persona que critique abiertamente al régimen. 

En los últimos meses, la República Islámica ha condenado a muerte al rapero Toomaj Salehi por apoyar las protestas desatadas tras la muerte de la joven Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal puesto el velo. 

La renombrada autora de cómic y cineasta francoiraní Marjane Satrapi, que plasmó en su célebre obra Persépolis el ascenso de la Revolución Islámica en Irán y cómo cercenó las libertades de sus ciudadanos a partir de 1979, dedicó recientemente su Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades a Salehi.

En mayo, el cineasta Mohamad Rasoulof huyó de Irán tras ser condenado a ocho años de prisión, latigazos y la confiscación de sus propiedades; y la semana pasada el editor Hossein Shanbehzadeh fue acusado de espionaje para Israel simplemente por responder con un punto un mensaje del Líder Supremo en la red social X.