Fabrizia Ramondino. Foto: Bridgeman Images

Fabrizia Ramondino. Foto: Bridgeman Images

Letras

Mallorca, exuberancia y belleza en tiempos de guerra

'Guerra de Infancia y de España', de Fabrizia Ramondino, es uno de los más deslumbrantes relatos de infancia femenina de la literatura contemporánea.

21 septiembre, 2024 01:43

Fabrizia Ramondino (Nápoles,1936-Gaeta, 2008) impregna con Guerra de Infancia y de España la isla de Mallorca de un brillo de exuberancia y belleza, incluso en tiempos de guerra. Este mundo mítico de una niña italiana, tan minucioso como imaginativo, es probablemente uno de los más deslumbrantes relatos de infancia femenina de la literatura contemporánea. Ramondino, en 2001, convirtió a una niña de siete años, su alter ego, hija del cónsul italiano en Mallorca, en la protagonista de una exploración social, psicológica y estética en un universo lleno de contradicciones.

Guerra de infancia y de España

Fabrizia Ramondino

Traducción de Celia Filipetto. Libros del Asteroide, 2024. 485 páginas. 26,95 €

Anunciada como una novela que mezcla ficción y memoria, el público que busque una inquietante intriga novelesca quedará decepcionado. Penetrar en esta obra es encontrarse en un relato atmosférico y en la reconstitución poética de un aprendizaje vital. Estas autorreflexiones son la mirada de una hija de la alta burguesía sobre la elitista sociedad de su familia, la severidad de un colegio de monjas, y el contraste con el mundo de los sirvientes mallorquines.

La vida de Titina sucede en una burbuja, relativamente apartada de la guerra española y de la europea. "Mallorca, como encerrada en una pompa de jabón, estaba fuera de la guerra. Estaba fuera del tiempo", dirá la protagonista-narradora. Aunque siempre hay un eco lejano, la niña percibirá el drama bélico en dos episodios concretos, "El pájaro de la Guerra" y "Noticias de la Guerra", y también en las cartas desde Nápoles de su abuela, uno de los personajes más logrados: "Temblaron todos los cristales de la ciudad. Nápoles tiembla".

"Era el 13 de febrero de 1937. El cónsul Luigi Ferdinando Baldaro se disponía a partir hacia España para tomar posesión de su cargo en Mallorca". Así da comienzo la novela. Este primer episodio está narrado por una tercera persona y, a continuación, será Titina, la hija del cónsul, quien tome las riendas, en una obra dividida en cinco partes. Cada segmento contiene un mosaico de escenas o cuadros, con un título a la manera de algunos cuentos infantiles: "Los jardines", "Los criados", "La llegada de la abuela", "Conversación con la superiora frente a unas bandejas con galletas", "Animales exóticos, siluros y otras maravillas".

El padre de la autora fue cónsul del gobierno fascista italiano en Mallorca, y a partir de la instalación familiar en la finca de Son Batle, Ramondino reconstruye aquel universo y crea una luminosa voz infantil capaz de transportarnos a un mundo en ocasiones mágico, de pronto terrible, en el que la superficialidad de los ricos lleva una carga subterránea.

Ramondino crea una luminosa voz infantil capaz de transportarnos a un mundo en ocasiones mágico, de pronto terrible

Los personajes están vivos y la riqueza lingüística mezcla el castellano con el mallorquín de los criados, la "lengua secreta" de la protagonista. La mansión, con sus jardines y enigmas, es un personaje más. La exuberancia expresiva tiene a veces tintes surrealistas, y en otros momentos se intercalan fábulas con los diálogos de las clases altas.

La evocación del paraíso perdido es poética, pero los desencuentros materno-filiales y la dificultad de la pequeña para adaptarse a las restricciones sociales apuntan el camino de la propia autora, feminista y concienciada en la lucha de clases en el Nápoles de los 60. La especialista en la obra de Ramondino, Beatrice Alfonzetti, destaca que en el libro existe "una visión de la infancia como conflicto, como una pequeña guerra contra la vida adulta, contra las personas odiadas-amadas, contra las reglas rígidas del orden familiar y social".

Con un cuidado prólogo del crítico Daniel Capó, la obra de Ramondino, admirada por Elsa Morante y Natalia Ginzburg, se presenta singular y laberíntica en España, tras haber sido revalorizada recientemente en Italia.