Carlos Subirá
Publicada

Roger Wolfe (Westerham, Kent, 1962) sigue caminando por la cuerda floja del verso con la publicación este año del segundo tomo de su obra poética completa, Toda esta poesía (Renacimiento). Hemos tenido la oportunidad de entrevistarle en una céntrica biblioteca de Madrid.

Su estilo directo, trágico, urbano, moderno, sarcástico y ameno es tan inconfundible como memorable. Su imponente estatura, su aliño indumentario, su mirada arqueológica y sus palabras de plomo dejan un poso imborrable en quien le escucha conversar y, sobre todo, recitar sus poemas.

Pregunta. Usted se crió en Alicante a partir de los cinco años, cuando su familia se trasladó allí desde su Inglaterra natal, ¿qué opinión tiene de lo sucedido con la dana?

Respuesta. Yo lo viví porque me crié allí y vi cómo, cuando era pequeño, ya estaba avanzado el proceso de especulación urbanística. La deforestación del sudeste español también ha contribuido a empeorar la situación, porque los árboles frenan ese tipo de riadas.

»Desde luego, es un drama terrible lo que ha ocurrido. Pero el fenómeno meteorológico en sí es algo recurrente. Es la gota fría, que ahora llaman dana, y no solo existe en España, se da en muchos lugares, pero lo que no sé es si quizás se esté agravando debido a la acción humana. 

Roger Wolfe conversa entre libros de poesía con EL ESPAÑOL. Gabriel Lavao

P. Entremos en materia poética. Este año ha publicado el segundo tomo de su obra completa, ¿vendrán más como este en un futuro próximo?

R. Una edición, por cierto, magnífica, hay que darle las gracias a Abelardo Linares y todo su equipo. Este es el segundo tomo. En el año 2021 salió el primero y quedan por lo menos cuatro, van a ser cinco o seis tomos en total. Este me costó terminar de editarlo porque me queda muy lejos.

»Pero quizá, mis poemas y mi obra más famosa sean los que se contienen en este volumen. La llamo la "trilogía de Gijón". Arde Babilonia, que salió en el 94, Mensajes en botellas rotas, que se publicó en el 96, y Cinco años de cama, en el 98. Estos son los tres libros tremendos, incendiarios, dinamita wolfiana, que yo publiqué y que muchos recuerdan.

"Quizá, mis poemas y mi obra más famosa sean los que se contienen en este volumen"

P. Para Schopenhauer todo era 'voluntad'. Incluso nuestros cuerpos físicos eran una expresión de esa voluntad pugnando por dar libre curso a su fuerza. En ese sentido, ¿no piensa que hay mucho de voluntarismo en el tema de la inspiración, de querer volcar una representación artística del mundo sobre un papel?

R. Sí, 'El mundo como voluntad y representación'. Hay una voluntad, de hecho, el arte es el resultado de un ejercicio de voluntad que también tiene elementos de inspiración, el numen. La inspiración existe, pero no solo en el arte, sino en la vida.

»Hay días en los que uno está especialmente inspirado, en estado de gracia, de conexión con la realidad que le rodea. Pero al final, como decía Andy Warhol, todo es trabajo y más trabajo. Como decía Lou Reed en la canción que hizo con John Cale en homenaje a Warhol, que se llama Work, trabajo: a la inspiración hay que echarle de comer.

P. En su poema 'Que Dios y Walt Whitman me perdonen' da a entender que, cuando uno es feliz, vive, y cuando no, se dedica a escribir poemas y a 'hacerse pajas' ¿Cree que realmente la producción literaria es un intento de sublimación?

R. Sí, es evidente que no estamos en realidad diseñados para crear, sino para vivir. Cuando uno es feliz, se dedica a vivir lo que está experimentando y no a hablar de ello. El arte exige siempre un distanciamiento, un ver las cosas desde fueraY normalmente las cosas se ven desde fuera cuando no se están viviendo, cuando se han perdido o cuando se anhelan y añoran. El arte y la literatura tienen mucho de eso. Luego también es un oficio. Al final te acostumbras y es lo que haces.

"Cuando uno es feliz, se dedica a vivir lo que está experimentando y no a hablar de ello"

P. ¿No le parece que hoy en día muchas personas tienen cada vez más una tendencia a documentar su propia felicidad en redes sociales?

R. Sí, es terrible. La vida se ha convertido para la inmensa mayoría de la gente en un ejercicio de documentación de su propia biografía. Es muy curioso y extraño. Creo que está marcado por un profundo sentimiento de insatisfacción.

»Es la entropía en la que estamos. Este proceso de deriva tecnológica. Tú vas en el metro y es una cosa pasmosa. Y yo soy también uno de ellos muchas veces. Lo que pasa es que me gusta pensar que voy trabajando. Si te fijas un poco, están viendo de una forma robótica esos GIFs que se repiten una y otra vez. Es una forma también de disimular y de darse importancia. Me produce tristeza.

El poeta Roger Wolfe con un ejemplar de su obra. Gabriel Lavao

P. Un consumo bulímico de contenidos superficiales. Y hablando de adicciones, ¿qué puede decirme acerca de su poema 'Aviso para navegantes', el de "15 años de alcoholismo / 3 o 4 en remisión"?

R. Llevo 28 años sin beber. El alcohol desapareció de mi vida hace ya tantos años que ni me acuerdo. En esos poemas de los 90 ya estaba saliendo, pero todavía estaba dando coletazos la cosa. Yo podía estar largas temporadas sin beber, semanas, meses incluso. Pero luego me cogía una castaña y estaba cuatro días borracho. Salía de mi casa y aparecía, sabe Dios dónde. Las historias estas para no dormir, de no recordar noches enteras lo que estuviste haciendo. Raymond Carver habla mucho de eso.

P. ¿Cuál es la función del poeta en la modernidad?

R. Quizás la labor que el poeta pueda hacer hoy en día es la de siempre reconectar a la gente con las esencias de la vida y de la existencia. Y recordar al ser humano su papel. Humanizarlo más. Reconectar a la gente con el tiempo y con la vida interior y con esas cosas que son más perdurables y que nos ayudan a vivir y que son la esencia de nuestra condición.

P. ¿Cómo ve usted el malditismo? Pienso en el caso concreto de David González.

R. Yo lo conocí muy bien en Gijón y nos carteamos durante años, tuvimos una relación muy profunda. Y él tenía muy idealizado todo el concepto del poeta como ser rebelde, maldito. Pero también porque eso tenía que ver con su biografía. Tuvo una biografía muy accidentada. 

»Pasó por la cárcel y lo convirtió en uno de los asuntos de su obra. Creo que tenía una tendencia a romantizar, en ese sentido, la literatura. Y es una opción. Consiguió, de hecho, cosas muy interesantes y muy conmovedoras. Pero tampoco es necesario, no es imprescindible.

P. En su poema "La ironía" dice que "Jesucristo sigue siendo / el único / que tenía razón / pero aquí hace tiempo / que hasta Dios / perdió el empleo".

R. La poesía y el arte son casi un sacerdocio, una dedicación a la vocación. Se habla de vocación artística, religiosa. Es muy curioso eso. La secularización de la sociedad trae consigo una serie de consecuenciasA veces mejores, a veces peores. El que la gran masa de los seres humanos no crea en nada significa que a esta vida que vivimos en la Tierra de 70, 80 años, los que sean, muchos le dan un valor absoluto.

»Y se cae en un tipo de existencia hedonista, de vivir el momento quizá en el peor de los sentidos. El sentimiento religioso cumple un papel muy importante. Y olvidarse de él, vivir de espaldas a él, no es bueno.

"El sentimiento religioso cumple un papel muy importante.  Y olvidarse de él, vivir de espaldas a él, no es bueno"

P. Algunos gurús del MIT y de Silicon Valley ya aseguran que de aquí a 20 años la inmortalidad será universal y gratuita, y esperemos que opcional también. La empresa de bioingeniería BioViva mencionó el poema de Dylan Thomas "Do Not Go Gentle Into That Good Night", ¿qué le parece?

R. (Ríe) Habrá gente que lo aprovechará mejor que yo. Es decir, si eres inmortal y lo que haces es bueno, bien. Si te pasas el resto de la eternidad haciendo maldad y jorobando más al prójimo, no me parece que sea tan buena idea.

»Pero es curioso lo de Dylan Thomas, porque esa es la elegía que escribió a la muerte de su padre. "Do Not Go Gentle Into That Good Night". No creo yo que estuviera pensando en esas cosas Dylan Thomas cuando la escribió. Supongo que esa investigadora lo que quiere decir es que debemos rebelarnos contra la condición que la naturaleza nos impone de mortales.

Roger Wolfe camina por las calle de Madrid hacia su entrevista con EL ESPAÑOL. Gabriel Lavao

P. ¿Cuál es el sentido para usted, o tal vez haya un sentido canónico, del poema "Yo tengo más recuerdos que si tuviera mil años" de Baudelaire?

R. En cierto modo, es una metáfora del cansancio o el esplín del que tanto hablaba. Un cansancio vital y la sensación que tiene uno a veces de haber pasado por todo, incluso por cosas que no vivió. Creo que el poeta también es especialista en vivir vicariamentesin haber vivido directamente las cosas, para incorporarlas a su experiencia.

P. ¿Es posible la poesía después de ChatGPT?

R. Dicen que Stephen Hawking se fue a la tumba diciendo que la inteligencia artificial iba a ser el fin de la humanidad. No sé si acabará teniendo razón. Me imagino que esto será como todo.

»Si tú llamas a cualquier servicio, cualquier empresa y te contesta una locución, pues ese es, digamos que, el servicio que se ofrece a las masas. Si quieres algo un poco mejor, es decir, si lo que quieres es hablar con un ser humano, pues se considera premium y eso ya entra en otra categoría. No sé si vamos a tener que acabar haciendo eso. Literatura premium, esto lo hizo un ser humanoNo es de máquina. No lo sé.

Las palabras de Roger Wolfe, a pesar de su condición de "juguetes de un niño pobre" que el artista veterano desperdiga entre papelotes y pantallas, no han dejado nunca de pegarse como benditas sanguijuelas a la inabarcable realidad de las cosas.

Una realidad donde el periodismo puede ser un "Lanza la mierda / y lávate las manos"; donde el devenir de los días se sucede incomprensible "como un chino cojo / de metro cincuenta / debatiendo / la Crítica de la razón pura / en esperanto"; donde el peso de nuestra sombra adquiere en ocasiones una dimensión insoportable y aplastante que todos, en cuanto seres humanos, hemos padecido alguna vez: "Es como si el mundo / se me hubiera / parado / encima".

*Carlos Subirá, autor de la entrevista, es alumno de la segunda promoción 2024-2025 del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL/UCJC.