Rosa Montero. Foto: EFE/ Seix Barral / Isabel Wagemann

Rosa Montero. Foto: EFE/ Seix Barral / Isabel Wagemann

Letras

Rosa Montero: "Los que se llenan la boca con la palabra libertad son los que más libertades quieren quitarnos"

La escritora publica 'Animales difíciles' (Seix Barral), la cuarta entrega —y el cierre— de la serie sobre Bruna Husky, la detective tecnohumana.

Más información: El concierto negro a cuatro manos de Rosa Montero y Olivier Truc

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La nueva novela de Rosa Montero (Madrid, 1951), el cierre de la serie sobre la detective Bruna Husky, arranca con la peripecia de un delincuente de poca monta dispuesto a asaltar un almacén de flops, cerebros humanos conectados a ordenadores cuánticos. Para perpetrar el atraco, se sirve de una capa que lo hace invisible. Sin embargo, "las novelas de Bruna son las más realistas que he escrito. Nunca han sido distópicas. No es un futuro catastrófico, sino realista", sostiene la autora, que considera que el mundo atraviesa momentos aciagos y se encamina a "una deriva peligrosísima". 

Animales difíciles (Seix Barral) es la cuarta entrega de una serie que arrancó con la novela Lágrimas en la lluvia, publicada en 2011. Montero empezó a escribirlo en 2007 o 2008, en pleno estallido de la crisis económica, cuyas consecuencias siguen latentes. Desde entonces, la incertidumbre con respecto al futuro no ha dejado de crecer. La energía nuclear, el calentamiento global y la inteligencia artificial son algunas de las grandes preocupaciones que ha señalado la autora de La ridícula idea de no volver a verte en la rueda de prensa organizada por Seix Barral en la Biblioteca Eugenio Trías de El Retiro (Madrid). 

"Parece que estamos en una carrera para ver si conseguimos extinguirnos", ha afirmado Montero. Y ha añadido: "Ese momento trascendental es el corazón de esta novela". La escritora nos sitúa en el Madrid de 2111. Bruna Husky, detective tecnohumana creada en un laboratorio, trata de resolver un caso que parte de un atentado en las instalaciones de una gran empresa tecnológica. La ciencia ficción vuelve a ser el ingrediente principal en esta cuarta entrega, que, como las anteriores, se atiene a los parámetros clásicos de la novela negra, tal y como ha manifestado Elena Ramírez.

La editora de Seix Barral ha señalado, además, el compromiso de Montero con los grandes temas de su obra —el amor, la lealtad, la reflexión sobre el sentido de la vida...— en esta serie. Al respecto, la propia autora se ha referido al papel que juega la identidad. En esta novela, "la más poética y crepuscular" según Montero, Bruna se parece a ella "más que nunca": incluso escribe. "Uno de los grandes problemas de la modernidad es cómo construimos nuestra identidad en este mundo líquido en descomposición, líquido, impreciso". "Quiero morirme sabiendo quién soy", ha dicho, pero también "una escribe para perderle el miedo a la muerte". 

A propósito de lo identitario, Montero ha recordado el auge del islamismo, la extrema derecha y, en general, las ideologías totalitarias. Respecto al fenómeno migratorio, se muestra convencida de que "esta es solo la punta del iceberg". "Hay quien dice que el primer mundo, nosotros, debemos acorazarnos. Pero es una imbecilidad. No hay muros lo suficientemente grandes para detener esos desplazamientos", ha asegurado. Estos suelen ser los mismos "a los que se les llena la boca con la palabra libertad", ha venido a decir; precisamente "los que más libertades quieren quitarnos".

"No hay muros lo suficientemente grandes para detener los desplazamientos migratorios"

Con todo, "entre los votantes de Trump —el nombre más conocido de los enemigos de la inmigración— hay una crítica legítima", opina la autora en referencia a las fallas de la democracia, que "es hipócrita y no es igualitaria". Sin embargo, "es el único sistema posible. La peor democracia es mil veces mejor que la mejor dictadura". En esta línea, "o nos salvamos todos o no se salva ninguno", ha dicho. Este eslogan es el que descorcha el texto de esta novela, "la intriga más desasosegante de las cuatro" porque aborda "un peligro potencial".

Se refiere, claro, a la inteligencia artificial, telón de fondo de Animales difíciles y una verdadera preocupación para Montero: "Se está creando una inteligencia inhumana muy superior a la nuestra. Me parece inconcebible que no sepamos cómo vamos a controlarla", lamenta. La novela, en cambio, se acaba revelando muy esperanzadora. "Es uno de los finales más luminosos que he escrito, me ha proporcionado mucha serenidad". Tanto que, según ha anunciado, se halla inmersa en otra saga que, en principio, contendrá tres libros. "Es fantástica, pero contemporánea: un mundo paralelo. Ahora tengo una sensación de vértigo y de vacío, pero también de logro emocional muy grande", ha concluido.