Vicente Valero, tras las huellas de San Francisco de Asís en 'El tiempo de los lirios': un viaje irrepetible
El escritor traza un recorrido por la Italia medieval y por la historia de la filosofía y el arte, la espiritualidad y el pensamiento de los siglos XII y XIII.
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Los lectores de Vicente Valero (Ibiza, 1963) sabemos que cada vez que nos convoca con un nuevo libro hay algo que tira de nosotros sin temor a que no se vean cumplidas las expectativas. Escritor mayúsculo de su generación, ante todo poeta, cuenta con solventes ejemplos de sabiduría narrativa (Las transiciones, 2016, Enfermos antiguos, 2020) e inteligente ejercicio de la crónica y el ensayo literario.
Buenas muestras de ello son Experiencia y pobreza. Walter Benjamin en Ibiza (2001), El arte de la fuga (2015) o Breviario provenzal (2021), por citar títulos emparentados, de un modo u otro, con su última publicación, El tiempo de los lirios.
Y vuelve a conseguirlo; nuestra admiración y nuestro asombro se rinden frente a un discurso huidizo con clasificaciones genéricas, aunque el modelo sea el del cuaderno de viajes, en coherencia con el sentido de un recorrido por el centro de la Italia medieval y por la historia de la filosofía y el arte, la espiritualidad y el pensamiento de los siglos XII y XIII.
Un viaje contado en quince jornadas, correspondientes a los quince capítulos que conforman la estructura del libro, cargado de conocimiento y referencias, de ideas y sentidos. Le define su estilo, la sencillez y el rigor, la reflexión y el deleite. Otra evidencia del poder hipnótico de su prosa.
Este es el relato de un viaje irrepetible asentado sobre tres ejes entreverados: la ruta que conduce a la ciudad de Asís, la figura de san Francisco y el desempeño de su propuesta vital y lo que representa la hipótesis fundamental del libro: la constatación de una herencia espiritual que hoy puede leerse como una visión innovadora de la naturaleza, un estilo de vida, una manera de elevar lo humano a la dignidad de tal condición.
Empieza esa ruta en la carretera que une Siena con Perusa, la Toscana con Umbría, hasta llegar a Asís, donde todo lo ocupa la figura de Francisco. Este viaje, con parada en Gubbio, Todi, Perusa, Cannara, lo narra la voz literaria del propio autor, con un torrente de información y referencias siempre al servicio de la narración. De todo se nutren sus apuntes: el paseo, la memoria, la ermita, la iglesia, la piedra, la comida…
La ruta, así contada, es un cebo que engancha, porque representa un viaje horizontal; pero es a la vez vertical al abrir la mirada al magisterio de los clásicos y mantener un diálogo con la herencia de la literatura y el arte de todas las épocas. Giovanni di Pietro, Hesse, Goethe, Liszt o Byron, entre muchas otras voces, tienen su entrada y van componiendo un profundo diálogo con esa idea humanista del progreso: mirar a la vez hacia atrás y hacia adelante.
Es este un libro original y extraño que, además de ofrecer la perspectiva de un doble viaje, ahonda en las paradojas de nuestro tiempo
Es la admiración por la espiritualidad del santo la desencadenante de reflexiones en torno a su mensaje transformador de la sociedad, su amor a la pobreza como único signo de su identidad. En este sentido, su herencia se vuelve canto a la fuerza de la palabra evangélica, ejemplo esperanzador de su manera de librar una batalla contra la codicia y la desesperanza. ¿Qué persigue la lógica de este empeño? Reiniciar un viaje por los ideales franciscanos, y resucitar la creencia en "el tiempo de los lirios", un tiempo de esperanza, anhelado por y para la humanidad, lleno de paz y justicia, que rechaza la codicia, el poder y el dinero.
¿Qué logra? Un libro original y extraño que además de ofrecer la perspectiva de este doble viaje ahonda en las paradojas de nuestro tiempo. Puro deleite para quien guste del efecto hipnótico de esta manera de abrazar un viaje en el tiempo.