Un manifestante vistiendo un traje de presidiario y una máscara de Donald Trump. Foto: Gina M Randazzo/ZUMA Press Wire/dpa

Un manifestante vistiendo un traje de presidiario y una máscara de Donald Trump. Foto: Gina M Randazzo/ZUMA Press Wire/dpa

Letras

"Trump ve el mundo como una operación inmobiliaria": un libro explica la fractura social de Estados Unidos

Roger Senserrich, autor de 'Por qué se rompió Estados Unidos', habla con El Cultural sobre la situación actual del país. 

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Considerado uno de los máximos especialistas mundiales en política estadounidense, Roger Senserrich (Maracay, Venezuela, 1979) recuerda con nostalgia su infancia y juventud en Cataluña, donde la familia regresó a mediado de los 80 tras pasar unos años en Venezuela por el trabajo de su padre.

Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Pompeu Fabra, actualmente es director de comunicaciones y políticas públicas en el Connecticut Working Families Party y trabaja como coordinador de programas y lobista ocasional en CAHS, una ONG centrada en temas de pobreza. También es miembro fundador de Politikon, autor del boletín Four Freedoms sobre política americana y de un libro fundamental para comprender el trumpismo, Por qué se rompió Estados Unidos (Debate, 2024). Vive en un barrio residencial de New Haven con su mujer, su hija y una gata llamada Kennedy.

En su libro, Senserrich indaga en las razones del éxito electoral de Donald Trump en 2016, unas razones "parecidas pero no idénticas" a las que que ahora, en 2025, explican que vaya a jurar el cargo como 45 presidente de los Estados Unidos.
Desde luego -explica a El Cultural-, todo apunta que el electorado del 2024 es una continuación de los patrones políticos que vimos en el 2016.

Hemos visto una repetición, aún más ampliada, de la rendición de las viejas élites republicanas ante Trump, una creciente fragmentación en los medios que ha jugado a favor del nuevo presidente, y la enorme desafección de una amplia franja del electorado que no sigue la política, la detesta, y creen que una figura como Trump está ahí de su lado para romper el sistema.

También hemos visto una continuación de la pérdida de votos de clase trabajadora del partido demócrata, y una enorme división campo/ciudad y por nivel educativo. Trump, otra vez, ha sido un candidato con suerte "tanto por los fracasos de los fiscales que le estaban investigando por su intento de golpe de estado (la timidez del departamento de justicia ha sido incomprensible), por los tribunales favorables, y las repetidas pifias demócratas".

En cualquier caso, subraya, "la victoria de Trump es muy ajustada en ambos casos. En el 2016 gana perdiendo por dos puntos, y en el 2024 se impone por solo un punto y medio de diferencia. Estamos aún ante un país dividido casi al 50% entre dos visiones casi irreconciliables." Y con un cambio significativo: el voto latino ha pasado de ser mayoritariamente demócrata a ser ligeramente republicano. "Por otro, Trump sabe movilizar a muchos votantes que suelen ser abstencionistas, especialmente hombres jóvenes sin estudios superiores.

Lo interesante es que estas son las elecciones con menor polarización racial y por edad en varios ciclos, y el voto económico es casi irrelevante; la clase social no parece predecir a quién votarás. Las diferencias ideológicas y culturales, sin embargo, son enormes".

Si a eso añadimos lo que Sinsirich llama "el sainete demócrata" tras el debate, esto es, la sustitución del presidente Biden por una candidata mediocre y una campaña improvisada, las razones del fracaso demócrata parecen claras. Y sin embargo "hablamos de una campaña que se decide por apenas un punto de diferencia. Es un margen tan estrecho que incluso una mejora marginal con un candidato un poco mejor cambia el resultado final".

Además, afirma, los demócratas se han topado con el mismo problema que el resto de gobiernos democráticos postpandemia, un electorado "increíblemente cabreado tras un repunte inesperado de la inflación. Básicamente todos los partidos que han ido a las urnas desde el COVID han perdido; Harris seguramente es quien mejor resultado ha sacado entre sus pares".

Un buen gobierno con mala imagen

"Lo que es especialmente frustrante es que Biden ha gobernado muy bien. La economía americana está en pleno empleo, los salarios están subiendo con fuerza, especialmente entre las clases trabajadoras, la inflación es baja, y el crecimiento económico y de la productividad es extraordinario. Ha sido un presidente tremendamente productivo, con muchas leyes importantes, y sin embargo, han perdido igual, porque los votantes estaban convencidos que el país iba mal y una recesión inminente.

Los demócratas se enfrentan a la paradoja de que han hecho lo que prometían, tienen el país en una forma extraordinaria, y han perdido igual. Hay algo roto por completo en la percepción de los votantes sobre el partido y el estado del país. Es muy, muy inusual".

Cuando se le comenta que desde Europa la victoria de Trump fue contemplada con cierto asombro por las numerosas causas judiciales a las que se enfrentaba, el politólogo comenta que en realidad "nunca ha acabado por ir a juicio" y que "la administración Biden ha hecho un trabajo lamentable en todo el proceso, y el Supremo, con jueces nombrados por Trump, ha reventado el caso por completo, con sentencias y resoluciones que protegían al expresidente.

También ha influido mucho la burbuja mediática conservadora, que no sólo se ha mantenido fiel a Trump, sino que ha reescrito la historia de su intento de golpe de estado de forma vergonzosa. Y por supuesto, el partido republicano, que en vez de apartar a alguien que intentó invalidar el resultado de unas elecciones han acabado otra vez rindiéndose ante él, aterrados ante la reacción de sus bases".

Considerando que, a su juicio, "Trump no tiene una ideología o política exterior coherente", es difícil prever su postura ante el drama de Venezuela, aunque "es posible que sea más beligerante con Maduro, pero será más el resultado de presiones del voto venezolano que de una estrategia deliberada". Lo mismo ocurre con Cuba, "importante por el voto cubano en Florida, pero poco más. Quien llevará la voz cantante aquí, casi seguro, será Marco Rubio, pero dudo mucho que inviertan capital político en cambiar nada en este aspecto".

Sobre el conflicto de Ucrania, aunque Trump es "mucho más prorruso, también detesta dar una imagen de debilidad, así que "quizá no abandoné a Ucrania por completo. El debate interno en la administración será interesante, porque no creo que Trump tenga la más remota idea sobre qué hacer". En cambio, sobre Gaza cree que Trump hará lo mismo que en 2016, esto es, "poner la agenda de política exterior en la región en manos de Bibi Netanyahu. Le estará devolviendo el favor; Bibi ha alargado la guerra en Gaza tanto como ha podido para hacer daño a los demócratas".

En cuanto a sus aspiraciones sobre Canadá o Groenlandia, Senserrich considera que, aunque son una tontería, "Trump sinceramente se cree lo que dice. Acabarán en nada porque son proposiciones absurdas, pero dudo que esté bromeando. Trump ve el mundo como una operación inmobiliaria".