Image: La filosofía del idealismo alemán

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Ensayo

La filosofía del idealismo alemán

José Luis Villacañas Berlanga

6 marzo, 2002 01:00

Síntesis. Madrid, 2001. 2 volúmenes. 271 y 329 páginas, 34’38 euros

En un breve espacio de tiempo, entre 1988 y 2001, se han publicado en España, y escritas por españoles, dos obras dedicadas a hacer una historia completa y detallada de lo que suele llamarse el "idealismo filosófico alemán". Estas dos hazañas, pues de hazañas se trata, revelan que en España está produciéndose, en el silencio del estudio genuino, una mutación filosófica.

La primera de estas obras la ha escrito Félix Duque, nacido en 1943, que es catedrático de filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid. Está publicada por la editorial Akal en 1988 y constituye el tomo octavo de un "Tractatus Philosophiae" que el propio Félix Duque dirige. Su título es "La era de la crítica" y resulta monumental en varios aspectos. En primer lugar, por su extensión. El libro tiene 977 páginas; el tipo de letra del texto principal es muy pequeño; y el de las notas, microscópico. Las notas, por cierto -¡2306 notas!-, son un imponente bajo continuo de la polifonía del texto y en ellas están prudentemente escondidas muchas de las más punzantes alusiones al estado de la filosofía actual, en España y fuera de España.

Pero esta obra es monumental también por otras razones: por su información completísima, por sus detallados análisis de textos, por su articulación arquitectónica y sobre todo, sobre todo, por su pasión especulativa. Las 200 primeras páginas están dedicadas a Kant y son un preludio necesario. El resto de la obra es una gigantomaquia, cuerpo a cuerpo, con los tres "idealistas": Fichte, Schelling y Hegel. No es un libro sobrio, sino ebrio, "como debe ser".

No existe, que yo conozca, tampoco en otros países, una obra reciente comparable a ésta. Emprender su lectura, que no lleva, desde luego, ni una semana ni dos, sino varias, es aventurarse en una selva. Félix Duque no trata de convertirla en un falso jardín. Lo que sí nos dice es que es transitable. él la ha recorrido, y lo ha hecho, y muy bien, desde el presente.

Ahora José Luis Villacañas, nacido en 1955, catedrático de filosofía en la Universidad de Murcia, acaba de publicar, en dos volúmenes, el resultado de su viaje por el mismo paisaje idealista. Su obra, titulada La filosofía del idealismo alemán, aparece en Síntesis, dentro de la colección "Thémata", en la que han salido obras admirables.

José Luis Villacañas es autor de una obra filosófica muy amplia, siempre consistente y siempre empujada por un vehemente huracán ético. No es de extrañar que dirija una revista importantísima, "Res Publica. Revista de la historia y del presente de los conceptos políticos", que es la más viva en este campo en España.

El autor coloca su obra bajo un lema de Max Weber que dice que la glorificación carismática de la Razón es la "última forma" que ha tomado en general el carisma en su camino pleno de destino. A la luz de ese lema creo yo que deberían leerse los dos volúmenes de esta obra para capatar adecuadamente su sentido y su intención. Como se trata declaradamente de una obra liberal, el autor no pretende exponer internamente los sistemas idealistas en el lenguaje forjado por ellos, sino que quiere hablar el lenguaje de sus contemporáneos. Y, todo ello, desde el ethos de la franqueza, que pide reconocimiento. Aquí es donde aparece con especial claridad ese vendaval ético a que aludía. En este aspecto el libro de Félix Duque se muestra más prudente, más "hegeliano", si se quiere. La de Villacañas es más atrevida, más desprotegida, más "fichteana".

En esta España de intencionados ninguneos resulta reconfortante ver que ambos autores son amigos. Villacañas no tiene reparo en manifestar explícitamente "su admiración por el esfuerzo solitario y genial, por la entrega apasionada a la filosofía y por el ejemplo de vocación intelectual" de Félix Duque. Son palabras mayores, que yo suscribo plenamente. También señala que en España se ha producido en los últimos años una apropiación técnica de la tradición, sin precedentes en nuestra historia.