Ensayo

Giner de los Ríos y los krausistas alemanes

E. M. Ureña y J. M. Vázquez-Romero

22 julio, 2004 02:00

Universidad Complutense. Madrid, 2003. 384 págs, 27 e.

El profesor Ureña ha venido realizando, desde finales de los años ochenta, una labor muy meritoria sobre la figura y el pensamiento de un oscuro filósofo alemán, K. C. F. Krause (1781-1832) que fue divulgado en España por Julián Sanz del Río (1814-1869) con el nombre de krausismo, una filosofía política que avaló la revolución democrática de 1868 y la República de 1873. Restaurada la dinastía borbónica, los krausistas se convirtieron en ardorosos defensores de la libertad de cátedra y de la reforma de la sociedad española a través de la adquisición de la ciencia que se hacía en Europa. La Institución Libre de Enseñanza (1876), la Junta para Ampliación de Estudios (1907) y, en un plano menor, la Residencias de Estudiantes (1910), la Residencias de Señoritas (1915), y el Instituto-Escuela (1918) son los frutos más brillantes de esa filosofía social.

La implantación del krausismo en España, al margen de la peripecia personal de Sanz del Río, era expresión de la dimensión europea de la vida española, que no se ha inventado ahora y, lógicamente, esa relación siguió existiendo después de la temprana muerte de Sanz del Río, como demuestran las casi setenta cartas que ahora edita Ureña, en compañía con el también profesor Vázquez-Romero en Giner de los Ríos y los krausistas alemanes (correspondencia inédita). Este epistolario es un complemento lógico de la edición de medio centenar de cartas de Sanz del Río de Río con los krausistas alemanes, que Ureña había publicado ya en 1993.

La publicación de este nuevo epistolario es importante porque, de una parte, resalta la continuidad del movimiento krausista en España, y el liderazgo que, desde los inicios de la Restauración española, ejerció Francisco Giner de los Ríos sobre la escuela filosófica en España. El barón H. Leonhardi, primero, así como K. D. A. Rüder y P. Hohlfeld, concedieron un protagonismo a su corresponsal español. De otra parte, esta correspondencia sirve para rescatar la importancia filosófica del krausismo, mayor de lo que a veces se ha sugerido. Los congresos filosóficos que organizaron los krausistas alemanes son la manifestación más clara de esa vitalidad. Es una pena que los autores de la edición no hayan tenido la suerte de encontrar más textos del propio Giner pero, en cualquier caso, han realizado una aportación valiosísima al conocimiento del clima intelectual de aquellos años.