Image: El Arte y las Letras y otros ensayos

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Ensayo

El Arte y las Letras y otros ensayos

Francisco Giner de los Ríos.

3 mayo, 2007 02:00

Francisco Giner de los Ríos

Ed. de Adolfo Sotelo Vázquez. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2007. 593 págs, 24 e.

Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839 - Madrid, 1915) tuvo un gran ascendiente en la vida cultural española, durante los años que van desde los comienzos de la Restauración canovista, en 1876, hasta el momento de su muerte, en plena crisis de ese mismo sistema político. La importancia de ese "ser sin estar" en la vida política sería reconocida por muchos de sus coetáneos y se intensificaría con ocasión de la muerte de quien, también en este libro, era considerado como "el maestro" por antonomasia. Las casi dos docenas de testimonios que se recogen en el apéndice de este libro, del que ocupan más de cien páginas, son una buena muestra de ese reconocimiento generalizado y aun podría haberse completado con algunos otros testimonios muy significativos, como podrían ser el comentario que dejó escrito Azaña en sus "Diarios íntimos", o algunos de los escritos por Alberto Jiménez Fraud, Martín Navarro o Waldo David Frank.

La figura y la obra de Giner también atrajo la atención de muchos historiadores, empezando por el sacerdote Pierre Jobit, cuya obra sería complementada con los estudios de Juan López-Morillas, Vicente Cacho, o Antonio Jiménez-Landi, por citar a algunos de los más significados y, desde entonces, no ha dejado nunca de estar de actualidad como revela la innovadora, y poco reverente, biografía que ofreciera José María Marco hace cinco años. En todos estos casos la base fundamental de los estudios fue la utilización de las Obras completas de Giner, que se publicaron en veinte tomos entre 1916 y 1936 -más un tomo de cuestiones jurídicas que se añadió en 1965-, y la lectura detallada del "Boletín de la Institución Libre de Enseñanza", verdadera mina de datos que prolongó su publicación mensual desde 1877 a 1936 y recogió casi todo lo que se publicó sobre Giner. Desde hace algunos años están a disposición de los investigadores importantes fondos documentales depositados en la Real Academia de la Historia, en la Residencia de Estudiantes y en la sede de la propia Institución, que sigue ocupando el viejo edificio de la calle Martínez Campos.

En esta ocasión, Adolfo Sotelo Vázquez, catedrático de Literatura española de la Universidad de Barcelona, nos proporciona la edición de algunos de los artículos de Giner relacionados con literatura y arte, y los precede de una generosa introducción en la que sitúa la obra de Giner en el contexto del fenómeno de la aparición de la "esfera pública de debate", descrita por Habermas y en el de la gran corriente de la irrupción de los intelectuales en las sociedades contemporáneas desde mediados del siglo XVIII, que Paul Benichou ha caracterizado como el periodo de la aparición de un poder espiritual laico que sustituía el liderazgo tradicional que había desempeñado la Iglesia en las sociedades anteriores a la época de la Ilustración.

Francisco Giner de los Ríos fue, desde luego, un intelectual arquetípico, empeñado en proporcionar a la vida española una moral social que diese consistencia a todos los aspectos de la convivencia. En el corazón de su proyecto, en todo caso, estaba el empeño pedagógico de hacer de la incorporación de España a las corrientes científicas que se imponían en Europa y en Estados Unidos, la palanca para ese proceso de transformación.

La literatura y el arte, en cualquier caso, no quedaron al margen de este proyecto porque ambas afectaban a dimensiones esenciales del individuo, pieza esencial de esos proyectos de cambio que se propusieron desde el mundo institucionista. La dimensión espiritual del individuo, con inclusión de la religiosa, será esencial para la comprensión del modelo gineriano que, a través de una nueva manera de abordar los fenómenos artísticos y literarios, permite "una lectura innovadora de la tradición nacional". El libro de G. E. Street sobre la arquitectura gótica española (1865, traducido en 1926) resultaría, por ejemplo, esencial para introducir la imagen de la tolerancia en el Toledo posterior a la reconquista cristiana.

Adolfo Sotelo ha insistido en esta preocupación gineriana por el patrimonio, en el sentido pedagógico del descubrimiento del paisaje o en el interés de las reflexiones literarias -en fructífero debate con Clarín- para llevarnos a una mejor comprensión de lo que significó aquel ambicioso proyecto de transformación de la vida española.