Cien años después de que el 8 de marzo de 1911 se estableciera el Día de la Mujer Trabajadora, la situación de las escritoras, en el mundo y en España, ha evolucionado menos de lo que parece. Eso sostienen al menos Margarita Almela, Brigitte Leguen y Marina San Filippo, coordinadoras del libro Universos femeninos en la literatura actual. Mujeres de papel, publicado por la UNED, un volumen que estudia el papel de la mujer como escritora y como personaje literario en gran diversidad de literaturas, y su situación actual. Y el diagnóstico no resulta demasiado alentador, en palabras de Marina Sanfilippo.
Nacida en Roma, Marina Sanfilippo es Dottoressa in Lingue e Letterature Straniere Moderne por la Universidad La Sapienza de Roma (1989) y profesora del Departamento de Filologías Extranjeras y sus Lingüísticas de la UNED.
Enamorada de la filología hispánica, se doctoró con una tesis sobre El renacimiento de la narración oral en Italia y España (1985-2005), dirigida por José Romera y publicada en 2007 por la Fundación Universitaria Española, que obtuvo el premio extraordinario de doctorado. Desde 2000 es presidenta de la Asociación Cultural Trécola, dedicada a la recopilación, estudio y difusión del patrimonio narrativo oral europeo.
-¿Ha evolucionado satisfactoriamente el papel de la mujer escritora en estos cien años?
-No, al menos no lo necesario. Se va ganando terreno, pero, aunque haya habido progresos, no hay más que ver las listas de los galardonados con los Premios Nacionales. ¿Cómo es posible que sólo tres mujeres, María Zambrano, Dulce María Loynaz y Ana María Matute, hayan ganado el Cervantes? Lo único positivo es que al menos esas ausencias hoy nos escandalizan.
- Entonces, ¿no hemos avanzado nada?
- Claro que sí, no se trata de ser derrotistas sino realistas. Hace cien años, la mujer escritora era casi un fenómeno de barracón de feria, algo completamente anormal. Pero no hemos avanzado todo lo que debíamos: en el canon literario actual la presencia de la mujer sigue siendo excepcional.
- ¿Comparte, entonces, el tópico de la invisiblidad de la mujer escritora en nuestros días?
- Desde luego. No hay más que comprobar en los libros de texto y las antologías literarias la ausencia de escritoras o que el número de autoras presentes siempre es una minoría, por eso es preciso redoblar esfuerzos para descubrir escritoras, alentarlas y empujarlas.
- ¿Y Matute, a la que antes mencionaba, o Carmen Martín Gaite, Belén Gopegui, Ángela Vallvey...? ¿También son invisibles?
- No, pero siguen siendo excepciones en un panorama eminentemente masculino, casi coartadas involuntarias para tranquilizar conciencias.
- Un reciente encuentro sobre “Mujer y creación” ha denunciado que la sensación reinante en los años 70 de que la igualdad estaba conquistada o a punto de conquistarse ha resultado ser un espejismo...
-Tiene toda la razón. Parecía que entonces, o incluso en los años 80, las mujeres escritoras estaban dando pasos gigantescos y ocupando su lugar en la sociedad y la cultura, pero todo eso era un espejismo y hoy la realidad es la misma: a la mujer escritora se la contempla como algo excepcional, mientras que lo masculino sigue siendo visto como universal, y lo femenino, como particular, con paternalismo y prejuicios...
- Unos prejuicios que no impiden la existencia del seminario que ha dado origen al libro y que publica la UNED.
- Sin duda alguna. Estudios como Universos femeninos en la literatura actual serían invisibles sin el apoyo de la UNED, que organiza el Seminario Permanente sobre Literatura y Mujer (siglos XX y XXI) del que surgió.