Ricardo García Cárcel
Al invocar una visión larga de la historia, el autor no solo critica la actual sobredosis de presentismo o adanismo (el presente lo explica todo, como si la historia hubiera empezado en 1931), sino también el secuestro de Clío, patente en el intento de explicar los peores momentos del siglo XX "en clave de alineamiento político actual, demasiadas veces sectario, con connotaciones casi épicas de memoria-rescate"; un secuestro de la historia similar al practicado por los vencedores de la guerra civil. Si entonces se hizo en nombre de la victoria; ahora se realiza invocando "loables principios como el de justicia o reparación". La vieja afirmación de que el estudio del pasado sirve para comprender el presente está siendo alarmantemente sustituida -denuncia- por el estudio-instrumentalización del pasado en función de los intereses, expectativas y ansiedades actuales. Tal predominio del presente -que se explica en parte por el abuso que hizo el franquismo de la historia imperial- contrasta, sin embargo, con la historiografía al servicio de los nacionalismos periféricos, que buscan en los mitos de una historia larga la justificación de sus reivindicaciones, lo que el autor llama "la historia como aval". "Hoy, el monopolio de la historia larga- escribe- parecen tenerlo los nacionalismos sin estado", al tiempo que se critican los grandes mitos de la historia de España, desde Santiago a los Reyes Católicos.
El libro es una profunda y ampliamente documentada reflexión sobre los periódicos secuestros o manipulaciones interesadas de la historia por parte de los guardianes de la memoria, de cualquier signo que éstos fueren. No es la primera vez que García Cárcel se ocupa de estos temas, pues buena parte de su dedicación como historiador ha estado vinculada a al estudio de los mitos y las representaciones históricas del pasado, bien fuera en relación con la leyenda negra, la Inquisición, la historia de Cataluña, Felipe V, o la guerra de la Independencia. Pocos autores se mueven con la facilidad que él lo hace por la historia de la historiografía, atento siempre a buscar el envés o la explicación de fondo de los estudios realizados por los diversos historiadores, las motivaciones personales, ideológicas o partidistas desde las que escribieron. En este último trabajo actualiza sus reflexiones anteriores e incluye otras muchas nuevas, con el especial atractivo de hacerlo desde un planteamiento general, en un largo recorrido que va desde la Hispania romana y visigótica hasta la actualidad. En todas sus páginas late la reivindicación de una historia crítica, rigurosa e independiente, desligada de servidumbres a las ideologías e intereses del presente y de todas las mitificaciones, del tipo que sean. Estamos, pues, ante un libro de excepcional importancia, que da una respuesta como historiador al debate de la memoria histórica, que reivindica la historia de España en su conjunto, más allá de interesados presentismos, y que constituye una vibrante defensa de la independencia de la historia y del trabajo del historiador. Frente a la alternativa entre recordar u olvidar, plantea la historia como conocimiento; es decir, saber o no saber.