Ariel. Barcelona, 2012. 235 páginas, 22 euros

Tras haber desvelado los secretos de las vidas de Mariana Pineda, María Lejárraga, Lorca, Dalí o Margarita Xirgu, Antonina Rodrigo (1935) nos descubre ahora la apasionante vida de María Teresa Toral (Madrid, 1911-1995), una científica y militante republicana que sufrió la represión franquista antes de exiliarse a México y reinventarse como artista del grabado.



Miembro de una familia humanista, culta y de izquierdas, Toral comenzó a estudiar simultaneamente Química y Farmacia a partir de 1926 y se afilió a las Juventudes Socialistas y a UGT. Su actividad durante la República y la guerra civil fue bastante más que significada: vestía el mono azul de miliciana,llevaba una pistola al cinto, enseñaba a fabricar bombas caseras a los milicianos y daba charlas radiofónicas de propaganda marxista, así que tras la guerra civil acabó en la cárcel de Ventas, donde conoció a las Trece Rosas. Tras varios traslados, logró exiliarse a México en 1956, donde conoció al músico Lan Adomian y se convirtió en artista de éxito.



Sin embargo, tras enviudar de Adomian, su regreso a España en 1993 estuvo tiznado de amargura, a pesar de inspirar, en palabras de Elena Poniatowska "un gran respeto, como todos los que han conocido el dolor, el suyo propio y el de los demás, y han logrado surgir [...] sin una arruga".