Miquel Barceló. Foto: Domènec Umbert
Porque la vida no basta. Encuentros con Miquel Barceló es, a todas luces, una biografía del pintor mallorquín. El recurso narrativo -recrear conversaciones con una serie de personas muy cercanas- en realidad no hace sino poner al descubierto el cañamazo de cualquier trabajo biográfico. Porque a pesar del título (o quizás haya que atenerse a su estricta literalidad) son escasas las declaraciones en primera persona del propio Barceló (alguna sobre sus obras, ninguna sobre su vida). Reconozco que empecé a leer con toda clase de cautelas, porque su autor, un joven norteamericano de apenas veinte años, no me parecía el más adecuado para esta empresa. También me asaltó una pregunta: ¿habría alguna universidad en España que, como esta de Georgetown en Washington, hubiera alentado y becado a un estudiante que quisiera investigar la vida de Barceló? Dejo la cuestión a quien sepa responderla.El caso es que poco a poco el libro me ganó. Se leía estupendamente, los ocho capítulos recorrían con habilidad los momentos más importantes de la trayectoria del pintor y, finalmente, ser joven y norteamericano permitían al autor preguntar y escribir con desparpajo sobre asuntos que no le resultaría fácil tratar a un compatriota inserto en nuestro mundo cultural. Damiano convivió con el artista de forma intermitente durante dos años. Aquí recrea las situaciones que compartieron y se coloca en ellas de forma que proporciona un punto de vista subjetivo, con el que puede identificarse el lector. Así podemos entrar por nuestro propio pie en la vida diaria de Barceló, sentirnos cautivados por su inteligencia y amenazados por su carácter absorbente. Asombrados por su capacidad de trabajo y admirados por su libertad ante las convenciones. El deseo de Barceló, omnívoro e insaciable, produce también dolor y destrucción entre los que le rodean. En este y otros sentidos, por momentos tuve la sensación de que su perfil era completamente picassiano. No por cubista sino por obsesivo, egoísta y genial. La vida de Barceló es bastante entretenida, va de Mallorca a a Nueva York, de Mali a París. Y además, sus actos y sus obras no dejan indiferente a nadie. Es el pintor vivo más conocido en nuestro país y el pintor español actual más conocido en Europa. Y el más cotizado.
En España su popularidad y el aprecio por su obra de muchos entendidos contrastan con la dureza de una parte de la crítica, que rechaza tanto su obra como su proximidad al poder. La realización de la cúpula en el edificio de la Naciones Unidas de Ginebra y su elección como único representante de nuestro país en la penúltima Bienal de Venecia catalizaron estas dos posiciones. Aunque todo esto aparece en el libro, su autor se cuida mucho de opinar sobre ello. Lo más valioso es su detenida narración de los métodos de trabajo del artista, desde sus primeras obras conceptuales a las últimas cerámicas, desde los célebres cuadros horadados por las termitas en los noventa a los realizados con un cañón de pintura en el 2010. También acierta al ensamblar fragmentos de críticas de las exposiciones más importantes de Barceló junto con el estado del mercado del arte en ese momento y las consecuencias para su trayectoria.
Cuadernos del Himalaya es un magnífico complemento del libro anterior, al que sucede en el tiempo. Durante los dos viajes realizados por India, Nepal y Mustang en 2009 y 2010 Barceló trabajó en nuevas pinturas y, sobre todo, realizó cuadernos con dibujos y una especie de diario. Esta cuidada edición reproduce transcripciones de este, una amplia selección de dibujos y acuarelas e incluso algunas fotografías con comentarios del pintor. Me gusta su humor desesperado y jovial, salpicado de comentarios y observaciones que, como decía Damiano, siempre apuntan al ángulo más insólito. Alejado de su casa en el País Dogón por la inestabilidad política, Barceló ha seguido buscando lugares extremos y elementales para impulsar sus creaciones. Su interés por percibir y representar el tiempo encuentra ocasiones tanto en los desiertos como en los glaciares. Si algo caracteriza su biografía, vista en conjunto, es esa mencionada sed insaciable de experiencia y creación, que le ha llevado a romper cualquier compromiso que significara una cortapisa. Pues como dice un pasaje del libro de Damiano: "la vida no nos basta, por eso pintamos"