La Vía Lactea
La obra coordinada por Carmen Acedo y Antonio López, ambos físicos e informáticos, narra de forma exacta y clara los distintos elementos que llevaron a la ciencia del pasado siglo a iniciar un cambio de paradigma que rompió con el determinismo imperante. La ciencia clásica positivista, por largo tiempo aceptada, se vio desbordada por la complejidad y abocada al fin de la certidumbre. Se impuso una modificación del modelo vigente que nos trasladó a una realidad de futuro incierto e intrínsecamente ligado a las condiciones iniciales y que permitió, por tanto, describir realidades nuevas que encajasen mejor con los problemas y preguntas de la ciencia moderna. La ciencia tuvo que ir más allá de las relaciones causa-efecto para alumbrar un indeterminismo genial que discurre a lo largo de la no-linealidad y del caos, y que impregnó la filosofía del siglo XX.
El giro del conocimiento humano hacia la complejidad se encuentra inmerso en una comunicación constante entre disciplinas, se impone un diálogo al mismo nivel entre las ciencias básicas y las ciencias sociales, entre la ciencia, la filosofía y la sociedad. La narración parte de la física y de la matemática y discurrirá a lo largo de distintas disciplinas hasta llegar a la cultura actual, invadida por las redes sociales. Debe señalarse que el libro forma parte de una colección de cuatro volúmenes que conforman la obra completa Viaje a la Complejidad. Ésta está dirigida por dos prestigiosos psiquiatras, Nicolás Caparrós y Rafael Cruz Roche, que reúnen contribuciones de expertos que van desde la física y la matemática hasta el psiquismo, la cultura y la comunicación.
El primero de los volúmenes, Del Big Bang al origen de la vida, se centra principalmente en las ciencias puras y cuenta con fantásticas colaboraciones de doctores especialistas en las distintas materias que en él se tratan -sistemas emergentes, auto-organización, sistemas no-lineales, caos, etc. -. El prólogo de Rafael Cruz Roche engancha al lector desde el inicio, introduciéndole en la necesidad de un cambio de paradigma en el que haya lugar para las teorías científicas más recientes. A continuación, la Grecia clásica de Heráclito, Parménides y Anaxímenes nos habla del cambio constante y de los elementos básicos de la naturaleza; el fuego, el aire, el agua y la tierra. A lo largo de la obra, los autores nos llevan de la mecánica cuántica a la relatividad general, de los grupos de simetría a la incertidumbre de Heisenberg, pasando por tantos otros elementos que componen el paradigma de la complejidad de la mano de científicos de la talla de Lorentz, Poincaré, Schrödinger o Priogine. Los coordinadores de este trabajo lo han construido en forma de colección de artículos, escritos de forma impecable y que tratan en profundidad los distintos temas presentados. Éste es un libro esclarecedor y completo para lectores iniciados a la física y a la matemática, sin embargo puede resultar un libro de difícil lectura para el público ajeno a la ciencia debido a su contenido específico y, en ocasiones, un tanto intrincado.
Uno acaba la lectura con ganas de saber más acerca del llamado paradigma de la complejidad y de cómo éste acabará atrapando a nuestra psique y a nuestra cultura. La ciencia, hecha por científicos, está obviamente ligada a la cultura y a la mentalidad del momento histórico que se vive y no es de extrañar, por tanto, que distintas disciplinas muten en la misma dirección. Probablemente el resto de volúmenes de la colección hilaran la tela de araña que atrapará tanto a las disciplinas científicas como a las humanas, llevándonos a una mayor comprensión de la magnitud de este cambio de modelo.