El volumen está compuesto por pasajes de algunos de sus relatos, poemas y entrevistas donde se recogen descripciones de lo que fueron los escenarios de su vida. Pero, además, se incluye una buena colección de fotografías de Bob Adelman -quien fuera el "oficioso" fotógrafo del movimiento de los derechos civiles a mediados de los 50- tomadas para ilustrar los textos escogidos. También incluye dos piezas fundamentales para dotar de pleno significado la filosofía que ha iluminado esta obra: una carta inédita del autor al propio Bob Adelman escrita en diciembre de 1987 y una suerte de epílogo de quien fuera su compañera los últimos años de su vida, Tess Gallagher.
En la extensa carta a Adelman, describiendo como era su infancia en Yakima, descubrimos a un Carver entrañable que siente una profunda añoranza por aquellos tempranos años de inocencia. Las fotografías captan los paisajes de la zona, pero también lugares que tuvieron especial significación en la vida del autor y otros que sirvieron de marco escénico a algunos de sus relatos más famosos. La participación de Tess Gallagher puede resultar para algunos especialmente conmovedora y afectada, pero nos dibuja al Carver más frágil y, al mismo tiempo, más escritor. El alcoholismo que convirtió su vida en tragedia es tratado con el rigor que la cuestión merece; tan interesantes, cuando menos, son los pasajes eminentemente literarios, como aquel donde describe su frenesí creativo en los últimos días, o donde relata el método de trabajo en el que ella tomaba parte activa. No solo era la primera lectora, también la primera editora. El lector será quien decida si no se excede en algunas apreciaciones donde tal vez resulte un tantoarrogante. Se trata, no obstante, de reflejar el lado más humano del escritor, y en verdad lo consigue.