XXVI Premio Comillas. Tusquets. Barcelona, 2014. 632 pp. 25 e. Ebook: 10'90 e.

Jorge Semprún (Madrid, 1923-París, 2011) es, sin lugar a dudas, uno de los políticos e intelectuales más atractivos de nuestro siglo XX y lo raro era precisamente que a estas alturas no existiera una biografía bien documentada que hiciera justicia a su papel en la vida política española -la clandestina, primero; la institucional, después- a lo largo de varias décadas del siglo pasado. Ese hueco es el que viene a llenar la completísima biografía escrita por el historiador Felipe Nieto (Santander, 1948), ganadora con todo merecimiento del XXVI Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias.



La obra de Nieto es una excelente y minuciosa crónica que tiene como punto de partida la tesis doctoral del autor, presentada en el relativamente lejano año de 2007. Consigno el dato para poner de relieve que las investigaciones conducentes a la elaboración de este libro tuvieron lugar cuando Semprún aún vivía y, de hecho, como se encarga de hacer explícito el biógrafo en las páginas iniciales, una parte de la información que aquí se utiliza procede de las largas conversaciones que en su momento mantuvieron los dos protagonistas. No es menos cierto, y eso conviene subrayarlo, que este volumen delata también un exhaustivo rastreo por diversos archivos, un uso intensivo de la prensa del período y un impresionante acopio bibliográfico, dando al conjunto una incontestable solidez documental. No obstante, es importante señalar que esta no es una biografía completa de Jorge Semprún. Como apunta el subtítulo, trata del "exilio, clandestinidad y ruptura" (obviamente, este último concepto se refiere a su apartamiento del Partido Comunista de España). Si lo traducimos en términos cronológicos, estaríamos hablando de las tres décadas escasas -25 años, si queremos ser exactos- que median desde el final de la guerra civil a la mencionada ruptura que, en realidad, fue más bien expulsión del PC en 1964. Es verdad que Nieto hace alusiones anteriores y posteriores a las fechas citadas, pero no dejan de ser simples pinceladas para encuadrar al personaje o su circunstancia.



¿Qué imagen ofrece el libro de esta controvertida figura? Digamos ya que una imagen resueltamente positiva. Desde mi punto de vista, Semprún fue por encima de todo un personaje del siglo XX, con las limitaciones y grandeza derivadas de los trágicos acontecimientos que le tocó vivir. Miembro de una ilustre y acomodada familia madrileña -como es sobradamente conocido, varios miembros de la familia Semprún-Maura desempeñaron puestos relevantes en la política española, tanto bajo Alfonso XIII como durante la República-, un Semprún apenas adolescente tiene que huir junto a su familia al exilio al desatarse la guerra civil española.



Su militancia política en la Resistencia contra la ocupación nazi le conduce a vivir una de las experiencias más atroces del momento histórico, el internamiento en el campo de concentración de Buchenwald. Una experiencia que, como el mismo Semprún consignaría muchas veces, le marcará para siempre y que se reflejará en múltiples ocasiones en su obra política y literaria. Aunque ya se había afiliado al PC, el espantoso episodio robusteció su determinación de luchar contra el fascismo y las dictaduras en general -empezando, claro, por la del general Francisco Franco- desde las filas del partido comunista, obviando naturalmente que la tutela de Moscú no significaba precisamente garantía de democracia.



Convertido en Federico Sánchez, Semprún entra clandestinamente en España en 1953 con la misión de organizar la resistencia interior al régimen franquista. Durante casi diez años se jugó la vida con la policía política pisándole los talones. Miembro de la dirección del PCE, las discrepancias con el máximo líder -Santiago Carrillo- con respecto a la línea política determinaron su fulminante expulsión, junto con Fernando Claudín. Hasta aquí llega la biografía de Nieto en el volumen que nos ocupa. Ese momento marca indudablemente, como aquí se dice, el fin de una etapa de su vida. A partir de 1965, Semprún se volcará más en tareas literarias e intelectuales, sin abandonar del todo su vocación política. Comenzaba así "una nueva aventura". Pero esa es también otra historia.