Jessica Mitford. Foto: Archivo.
El escenario de Nobles y Rebeldes, la autobiografía de Jessica Mitford (1917-1996), es Swinbrook House, la mansión aristocrática convertida en fortaleza de pesadilla, donde conviven unos padres impetuosos y lunáticos con sus seis hijas exaltadas y un desvaído hermano que pasa de puntillas.David Mitford, segundo barón de Redesdale, es según su hija Jessica, un hombre colérico y filonazi, que huye de la Cámara de los Lores y supone "un eslabón perdido entre los monos y el homo sapiens". Otra de las hermanas, la más famosa, Nancy, retrata a su padre en A la caza del amor (Libros del Asteroide, 2009) como "una mezcla de Heathcliff, Drácula y el conde de Dorincourt". Jessica es la quinta hija, simpatizante de izquierdas desde niña, "comunista de salón de baile", la oveja roja, espantada ante la inclinación familiar al nazismo. Quiere ser revolucionaria, decepcionada con la pandilla prolaborista de su hermana Nancy, ricos y famosos, "burlones y satíricos, pero ahí acababa la cosa". La distancia y la comicidad evitan el resentimiento y la asfixia en esta familia que, según el prologuista Christopher Hitchens, "a duras penas resulta creíble, pero tiene que serlo porque sería imposible inventarla".
Jessica rompe con las convenciones al escapar con su primo izquierdista, Esmond Romilly, sobrino de Winston Churchill, a España para combatir por la República. En el forcejeo familiar terminarán casándose, viviendo en un barrio obrero de Londres y finalmente emigrando a Estados Unidos donde la Mitford roja se convertirá en periodista y activista por los derechos civiles. Esmond Romilly fallecerá en combate, con 23 años, en la Segunda Guerra Mundial.
En Cuerpos viles (1930), Evelyn Waugh perfila la decadencia de los bright young people de entreguerras, aquellos jóvenes de clase alta, disueltos en el escapismo alcohólico o en la aceptación de sus privilegios. Sin el trasfondo amargo de Waugh, en este cuadro de los Mitford vemos una farsa frívola, pero persiste la sensación de que aquella élite, de los treinta en adelante, se perdió en colosales errores ideológicos.
Las nobles y rebeldes de esta alta comedia son el resto de las hermanas Mitford y la propia narradora. Cada una vive en la periferia del mundo real, disociadas, como sus padres, de los demás mortales. Nancy, la escritora de éxito, amiga de Evelyn Waugh, perfiló una versión irónica de su efervescente familia. Pamela, dedicada al campo y a los caballos, pasó inadvertida. Diana, la más bella, se casó con el millonario Bryan Guinness, del que se divorció para casarse en presencia de Hitler con Oswald Mosley, fundador de la Unión Británica de Fascistas. Unity Valkyrie (el nombre auguraba lo peor según Jessica), fascista hasta los tuétanos, amiga de Hitler, se pegó un tiro, sin matarse, el día que Inglaterra declaró la guerra a Alemania. Deborah, la pequeña, se casó en 1941 con Lord Cavendish, convirtiéndose en la Duquesa de Devonshire, y en sus memorias confesó una relación con John F. Kennedy.
Además de las tendencias hitlerianas de muchos británicos antes de la Segunda Guerra, Mitford aborda los desvaríos aristocráticos. El humor contrarresta la estupefacción que aquello producía en una adolescente. Puede sorprender la frivolidad con que juzga a sus familiares fascistas, habida cuenta que escribió el libro en los 60, cuando se conocía el alcance de la abyección nazi y el genocidio judío.