Carme Molinero y Pere Ysas
Especial: Leer Cataluña
Las reflexiones que pueden surgir de su lectura son múltiples, pero la primera es la referente a la voluntad de consenso que dominó la transición. Ello no significa que no hubiera debate, al contrario, todo se debatió desde posiciones muy encontradas, pero al final siempre surgieron fórmulas de consenso. Todos los diputados catalanes, excepto Barrera, votaron a favor de la Constitución de 1978 y el 68% de los ciudadanos catalanes participaron en el referéndum constitucional, el 90% de ellos con un voto afirmativo. El proyecto de estatuto recibió el voto de todos los parlamentarios catalanes, salvo uno que se abstuvo, y cuando se votó en el Congreso de los diputados sólo Piñar votó en contra, mientras que los diputados de Alianza Popular se abstuvieron.
Como concluyen Molinero e Ysas, cuando Pujol ganó las primeras elecciones autonómicas, la cuestión catalana parecía razonablemente resuelta en el marco de la democracia española y la satisfacción de los catalanes con su autogobierno se mantuvo hasta comienzos del siglo XXI. Qué se ha torcido desde entonces no es algo que los autores aborden, más allá de algunas breves consideraciones, una de las cuales me parece muy discutible: no creo que el gobierno del Partido Popular haya vuelto desde 2012 a las posiciones de Alianza Popular en 1978. Me temo, en cambio, que el nacionalismo catalán ha vuelto a 1934.