Image: Prim. Mucho más que una espada

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Ensayo

Prim. Mucho más que una espada

Emilio de Diego García

9 enero, 2015 01:00

Prim, retratado por Eusebio Valldeperas en 1862

Actas. Madrid, 2014. 635 páginas, 29 euros.

Hace pocos días se cumplió el segundo centenario del nacimiento en Reus de Juan Prim y Prats. Según Emilio de Diego, Prim fue uno de los pocos hombres de Estado del siglo XIX español, y su figura esta aún presente en la memoria de muchas personas por su asesinato en los últimos días de 1870, en la calle del Turco de Madrid. Se trata de la actual calle Marqués de Cubas, a cincuenta metros escasos del palacio de Buenavista, el actual Cuartel general del Ejército, donde Prim tenía su residencia como Presidente del Gobierno y ministro de la Guerra.

El autor vuelve a ofrecernos ahora, después de once años, otro voluminoso estudio biográfico sobre el general Prim. Un militar con una extraordinaria trayectoria profesional que se inició en la guerra carlista y alcanzó su momento culminante en las campañas de Marruecos de 1860 y en la expedición militar a México de 1861.

Fue diputado en las Cortes españolas en diversas ocasiones, a partir de 1841, siempre en las filas del partido progresista. En esas ocasiones representó, alternadamente, a los distritos de Tarragona, Barcelona, Vic y Reus. En 1869, después del triunfo de la revolución que derrocó a Isabel II, fue elegido diputado por Madrid. En su biografía del 2003, Emilio de Diego había dedicado su atención, de una forma preferente, a la trayectoria militar y política del militar progresista, insistiendo en su compromiso con Cataluña y con los principios democráticos.

En esta ocasión, como el mismo autor nos advierte, ha tratado de hacer una "biografía nacional", a partir de los avatares de su biografiado, y de ofrecernos un balance de su obra política que se prolongará, tras el asesinato de nuestro protagonista, en el reinado de Amadeo I, un monarca que es casi un desconocido todavía en el horizonte historiográfico español.

El nuevo estudio biográfico, aunque utiliza parte de los viejos materiales, enfoca ahora aspectos originales y complementarios que nos proporcionan una aproximación al personaje completamente original, como era exigible tras los diez años que han pasado desde la biografía anterior. Ni siquiera un mismo historiador se hace siempre las mismas preguntas sobre el pasado y, de ahí, la incesante renovación de los estudios históricos. El militar catalán que había destacado en las campañas carlistas alcanzaría pronto el reconocimiento de sus conciudadanos y en 1843, con ocasión del levantamiento contra Espartero, se vería reconocido con el título de conde de Reus. Sería el primero de sus títulos nobiliarios, al que añadiría más adelante el de vizconde del Bruch y el de marqués de los Castillejos, éste con grandeza de España.

No menos rápido sería el reconocimiento de sus méritos militares que le valieron el nombramiento de brigadier con veintinueve años, lo que le convirtió en el general más joven de la reciente historia de España, aunque este mérito suela atribuírsele muchas veces a Franco.

Por otra parte su carrera política dentro del progresismo era ya notable desde 1841 cuando fue elegido diputado por Tarragona. Sus nombramientos como Capitán general y Gobernador de Puerto Rico y, posteriormente, como Capitán general de Granada consolidaron su papel de personaje decisivo en los compases finales del reinado de Isabel II, siempre a favor de la consolidación de las libertades políticas y los principios democráticos.

A la altura de 1866 esos ideales chocaban con la actitud de la reina -convertida en el mayor de los "obstáculos tradicionales" de los que habló Claudio Antón de Luzuriaga- y su derrocamiento se convertiría en objetivo prioritario de los descontentos. A comienzos de enero de 1866, Prim se sublevaría sin éxito en Villarejo de Salvanés y, dos años después, desempeñaría un papel decisivo en el éxito de la "revolución gloriosa" de septiembre de 1868 que provocó el derrocamiento y exilio de Isabel II. Se inició entonces el periodo culminante de la vida de Prim, resuelto por el autor con gran brillantez y con una reflexión muy sugerente sobre los proyectos políticos que la revolución hizo posibles.

El libro cuenta, además, con el mérito del excelente cuidado de su edición, con detallados índices y notas, con un fascículo de imágenes de excelente calidad y, en algunos casos, de una notable originalidad. Una excelente aportación, en definitiva, al conocimiento del siglo XIX español.