Elena Costa
Pocas escenas representan mejor la decadencia de la edad dorada del cine que aquella de El crepúsculo de los dioses en la que una estrella olvidada, Norma Desmond (Gloria Swanson), baja las escaleras de su mansión mientras su mayordomo (Erich von Stroheim) finge rodar la escena final de un filme y la policía espera para detenerla por el asesinato de su gigoló (Wiliam Holden). Nada que ver, en realidad, con quien fue la más glamurosa y sensual diva del cine mudo. Nacida en Chicago en 1899, compensó su escasa estatura y poca instrucción con una ambición indomable que la convirtió en estrella de la mano de directores como Mark Sennett y Cecil B. de Mille y productores (y amantes) como Joseph Kennedy, el padre del futuro presidente. Cuando llegó el cine sonoro se retiró para dedicarse al teatro y a los negocios (fue diseñadora de ropa, descubrió la medicina natural en los años 30) y más tarde triunfó también en televisión, mientras alimentaba diversas leyendas que sólo la constancia y el talento de una biógrafa como Tricia Welsh pueden desmontar. Su libro, resultado de años de investigación en archivos y conversaciones con familiares, compañeros de reparto, admiradores y críticos, nos descubre el verdadero perfil de una mistificadora de sí misma sumamente eficaz, inteligente, divertida, "exigente, inquieta y nunca aburrida" Por eso, al concluir el volumen el lector tiene que darle la razón: como a la Desmond, también a Gloria Swanson fue el cine el que se le "quedó pequeño".