La Recuperación de Bahía de Todos los Santos del pintor barroco Juan Bautista Maíno (1580-1649)

Polifemo. Madrid, 2014. 488 páginas, 40€

España y Portugal, dos países que comparten un mismo solar, la península Ibérica, tuvieron una historia común en la que los portugueses llaman la época de los Felipes, por el nombre de los tres reyes españoles que lo fueron también de Portugal, desde la herencia-conquista de Felipe II (1580) hasta la revuelta portuguesa de 1640, en tiempos de Felipe IV, que abocaría a la independencia. Obviamente, durante los sesenta años en que dependieron de un mismo soberano y formaron parte, en consecuencia, de un mismo cuerpo político -la Monarquía de España- hubo muchos encuentros, coincidencias de intereses y espacios de colaboración mutua, así como también numerosas tensiones, discordancias y conflictos, todo ello amplificado por el amplio espacio territorial sobre el que se repartían las posesiones de ambas coronas, extendido por todo el mundo entonces conocido.



No se trata pues de una mera historia de países vecinos unidos, sino de la historia de la unión temporal de las dos primeras -y hasta el siglo XVII únicas- metrópolis coloniales, protagonistas de la que muchos historiadores -aplicando al pasado de forma un tanto forzada un concepto actual- consideran que fue la primera globalización. Cuestiones conceptuales aparte, la formidable implantación territorial de la doble Monarquía ibérica, junto a las oportunidades y tensiones de la unión y al contexto internacional, dominado por la guerra y el surgimiento de la potencia mercantil y colonial holandesa, marcan las líneas básicas del escenario en el que se desarrollan las historias que aquí se narran. Como afirma en su magnífico prólogo Carlos Martínez Shaw, el libro no pretende dar respuesta a la ingente cantidad de complejas cuestiones que se plantearon en un tiempo y un espacio tan amplio, sino que su objetivo ha sido el de ofrecer un cuadro impresionista, en el que -como afirmaba Claude Monet- se puede llegar a tener una visión completa del conjunto si la mirada sabe unir los trazos y colores.



El libro, cuidadamente editado e ilustrado, consta de catorce estudios que constituyen las diversas pinceladas del cuadro. En unos casos, se trata de trazos gruesos aunque precisos, de análisis de cuestiones muy diversas que nos permiten percibir el argumento esencial de lo que se pretende pintar: la relación institucional y política entre ambas coronas, los intereses económicos respectivos, el comercio colonial y sus productos, los puertos implicados o los conflictos con Holanda tanto en el Atlántico y América como en el Índico. Otros autores se centran en cuestiones más específicas -pinceladas de mayor definición y detalle- sobre aspectos como el contrabando holandés e inglés en Portugal, la presencia y las ambiciones de ambas coronas ibéricas en África; la ocupación portuguesa, al amparo de la unión, de las regiones de Maranhao y Grao Pará; el papel del azúcar la plata y los esclavos en la rebelión de Portugal, la relaciones entre ambos imperios en Extremo Oriente, o las misiones jesuíticas. Por último, hay pinceladas finas, partes del cuadro en las que se describe con detenimiento un aspecto determinado, ya se trate del análisis sobre casos concretos de los problemas vinculados a las distintas identidades, del estudio de la castellanización de Ceuta, de la conquista de Ceilán con la presencia de los modelos imperiales contrapuestos portugués y castellano, o de las peripecias de la fortaleza de Ormuz.



Al final, en el cuadro aparecen muchos de los numerosos aspectos que podrían plantearse en un tema tan complejo, no solo por su enorme amplitud sino también por su dinamismo interno, el propio de la historia. Pero al tratarse de una obra impresionista bien concebida y pintada, la lectura del libro permite unir con la mirada los trazos y colores hasta lograr una visión completa de aquella formidable realidad que fue la presencia de España y Portugal en el mundo en la época de la unión de ambas coronas. Ello es mérito de los autores y de la sabia tarea de los coordinadores.