Paco de Lucía. El hijo de la portuguesa
Juan José Téllez
1 mayo, 2015 02:00Fotograma del documental La búsqueda
Juan José Téllez le hace justicia a Paco de Lucía con este libro. Por lo pronto tacha de un plumazo los aspavientos, las marchas funerales, el ritual manido e impuesto por normas tan falsas como episódicas, los aprovechados del duelo, la fauna de los que están al acecho del momento propicio para asumir el rol del amiguismo y el compadreo. Téllez, que ya había transitado por los territorios de su paisano, el guitarrista del suburbio algecireño de La Bajadilla y el músico más internacional de nuestro país, con dos títulos significativos, Paco de Lucía, retrato de familia con guitarra (1994) y Paco de Lucía, en vivo (2003), literalmente se entrega ahora para llevar a cabo la elaboración de un relato riguroso, emocionante, de prosa sabrosísima, fluida y de alta calidad, que moldea a su protagonista definiendo su estatura, tanto humana como artística, con la minuciosidad y exactitud del periodista de investigación pero también con el pulso del escritor de talla, llevando al lector de la mano por los vericuetos de un personaje tan rotundo, por un lado, y tan complejo y rico de matices, por otro, como fue Paco de Lucía."Paco fue una persona discreta con un enigmático mundo interior", dice la bailaora y periodista Mónika Bellido, citada en su libro por J. J. Téllez. Un ser a veces contradictorio, en todo momento hipersensible, con la duda en los resultados de su trabajo llevada a límites de obsesión angustiosa. "La guitarra me ha proporcionado muchas de las satisfacciones de mi vida, pero también me hace sufrir todos los días, es un estigma que duele". El autor nos ofrece paso a paso, a través de una fiel descripción cronológica, los innumerables avatares de un artista cuya vida es una explosión de acontecimientos singulares, paisajes cambiantes y diversos en una dinámica imparable por los escenarios de los cinco continentes. Con un agudo y fascinante aliento narrativo y disponiendo de una profusa documentación, Téllez no sólo retrata a Paco de Lucía, sino los distintos tiempos por los que fue pasando el guitarrista, la gente que lo rodea, los diferentes lugares -Madrid, Cancún, Toledo, La Habana, Mallorca- donde fue viviendo, donde fue intentando reposar su inquietud imposible de domar, impulsada por una furia creativa arrolladora, en la que se mezclaba el descontento con la potente garra inventiva, el estado de ansiedad que le provocaba la incertidumbre con la energía volcánica de los ritmos y los diseños melódicos que brotaban por todos lados.
Nombres fundamentales como el escritor Félix Grande, con quien Paco, de manera tan entrañable como de admiración mutua, mantuvo una prolongada y fructífera amistad, o de músicos, como Sabicas, Manolo Sanlúcar, Ravi Shankar, Carlos Santana, Fosforito, John McLaughlin, Mario Escudero, Al Di Meola o Chick Corea, pasan por esta crónica deslumbrante que transcurre en ocasiones entre polos opuestos: el dolor inmenso y la amargura desgarradora que le produjo la muerte de Camarón, y la gloria del reconocimiento universal al más grande guitarrista de todas las épocas.