Alberto Angela

Traducción de Alejandro Pradera. La Esfera, 2015. 363 páginas, 23'90€

Lo aseguran los mejores expertos en la historia de Roma: si usted viajara en una máquina del tiempo a la ciudad a orillas del Tíber en torno al siglo I de nuestra era con una buena toga (y chapurreando el latín) apenas notaría la diferencia... La vida entonces era increíblemente parecida a la actual, como da fe el italiano Alberto Angela (París, 1962) en sus libros. Primero en Un día en la Antigua Roma (La Esfera, 2013) y ahora en Amor y sexo en la Antigua Roma. Angela es un hiperactivo y bienhumorado divulgador a cuya curiosidad no se le escapa nada. ¿Cómo se besaban los enamorados? ¿Qué ocurría la noche de bodas? ¿Cómo se las apañaban para ser infieles? ¿Cuáles eran las posturas preferidas? ¿Y los juguetes eróticos?



¿Tan parecidos eran a nosotros? Alberto Angela explica que sí, que así lo muestran por ejemplo los frescos pompeyanos donde observamos una actitud libérrima hacia los placeres carnales que los dos sexos parecen disfrutar en igualdad de condiciones. Con todo, existían algunas -importantes- diferencias. Los novios romanos no se besaban en público ni se cogían de la mano, los hombres eran educados forzosamente en la bisexualidad y tenían estrictamente prohibo practicarle el sexo oral a sus parejas femeninas y marido y mujer nunca dormían juntos. Pero hay más. Lean.