Cristian Crusat. Foto: Archivo
La biografía de la biografía, la historia de vida del arte de contar la vida, el libro de tantos otros libros... La empresa acometida por el joven escritor Cristian Crusat (Málaga, 1983) en este originalísimo trabajo galardonado con el premio Málaga de Ensayo, ofrece un perfil laberíntico y borgeano evidente. Y cuando, a medida que la lectura avanza, emerge el paradigma de "la vida imaginaria", comprendemos que nos hallamos ante un libro aún más peculiar de lo que pensábamos. Porque si esta historia es, como afirma su subtítulo, "no académica", se debe a que se trata, en definitiva, de una historia de la literatura.En 1935 el joven Jorge Luis Borges se estrenaba en el género del cuento del que con los años se convertiría en maestro con un libro extraño y poderoso titulado Historia Universal de la Infamia. Por sus páginas pasaban un puñado de vidas tan puntillosamente contextualizadas como libérrimamente inventadas. Un libro que debía mucho, sin citarlo, a las Vies imaginaires (Vidas imaginarias) que el francés Marcel Schwob publicaba en 1896. Amparándose en el ejemplo precursor de Schwob, Crusat persigue aquí el rastro de la biografía más o menos "inventada", una excéntrica tendencia literaria que, como el viejo topo de las revoluciones, no deja de asomar en las letras hispanoamericanas a lo largo de todo el siglo XX. ¿Sus hitos principales? Retratos reales e imaginarios (1920), de Alfonso Reyes, la mencionada Historia universal de la infamia de Borges, La sinagoga de los iconoclastas (1972), de Juan Rodolfo Wilcock o La literatura nazi en América (1996), de Roberto Bolaño.
Siguiendo a Schwob, Crusat localiza los precedentes del género en biografías canónicas y "reales" -pero indudablemente hipertrofiadas por la imaginación- como Vidas de los filósofos ilustres, de Diógenes Laercio o La vida de Samuel Johnson, del sin par James Boswell. Una herencia plausible dado que las micronarraciones de vidas imaginarias pueden corresponder tanto a personajes históricos pero de los que apenas tenemos datos, como Lucrecio o Pocahontas, como a invenciones auténticas. El género -o metagénero- gana así en ambigüedad y potencia iluminando las complejas relaciones entre realidad y ficción de nuestra modernidad. Vidas de vidas es un libro culto, audaz y sorprendente, todo un catálogo de mundos ficcionales que orbitan el sol dudoso de la realidad.