Unos 1.200 españoles se alistaron en la guerra que libró la "Francia libre" contra los alemanes
Se dice a menudo que la historia la escriben los vencedores. Es una simplificación, no carente de razón en muchos casos pero también con sus excepciones y, sobre todo, necesitada de múltiples matizaciones. En el caso de determinados episodios de la II Guerra Mundial, como la lucha contra la ocupación de Francia, primero De Gaulle y luego la casi totalidad de fuerzas políticas francesas construyeron un relato a su medida, idealizando la Resistencia interior y magnificando el arrojo y determinación de la autodenominada "Francia libre", epítome de la libertad y la civilización contra la barbarie hitleriana.Centrándonos ahora en esta segunda vertiente, es decir, en el ejército francés que batalló en múltiples frentes (desde Gabón a Italia, desde Libia al propio suelo galo) contra las fuerzas germanas, debe decirse que en sus filas, espoleados y comprometidos por la misma causa, estaban encuadrados también miles de extranjeros que contribuyeron con su sangre a ganar la guerra y, más concretamente, a la liberación de Francia. Una realidad que el discurso oficial de este Estado ignoró durante muchos años. Entre esos combatientes extranjeros, el contingente más importante fue el español.
En efecto, varios cientos de compatriotas -unos mil doscientos- se alistaron voluntariamente en una guerra que entendían que era la continuación de la librada en el solar ibérico contra el mismo enemigo, la hidra fascista. Luchaban por Francia, sí, pero más aún por la causa de la libertad, convencidos de que rescatando al país vecino de las garras alemanas abrirían la puerta de la libertad en la península ibérica. Además, tenían una deuda que saldar con la Alemania nazi por su papel criminal en nuestra guerra civil.
Perdedores en 1939, formaron parte un lustro más tarde de los vencedores en la gran contienda mundial. Para ellos sin embargo fue hasta cierto punto una pírrica victoria, pues no se hizo realidad el anhelo supremo, la caída de Franco. La historia fue cicatera en reconocerles su papel en el triunfo de las fuerzas aliadas (salvo el caso excepcional de "la Nueve", por su temprana entrada gloriosa en París). Esta historia olvidada o silenciada por intereses particulares es la que rescata con brillantez Diego Gaspar (Zaragoza, 1982) en este minucioso y documentadísimo trabajo.
Subraya el autor que, frente a la atención que habitualmente se ha dispensado a la Resistencia interior, la vertiente exterior del mismo movimiento, las llamadas Fuerzas Francesas Libres (FFL), han permanecido en un injusto y oscurecido segundo plano. Hasta el punto de que las dificultades en la investigación no afectan solo a los documentos y al cómputo de efectivos, sino que se discute la propia catalogación de "francés libre", razón por la cual este pormenorizado estudio empieza por establecer un "¿quién es quien?", para a continuación seguir la pista de los españoles que, tras la caída de la República, atravesaron la frontera pirenaica y terminaron por integrarse bajo la bandera francesa para seguir luchando por sus ideales.
En 2005 Secundino Serrano publicó La última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler. 1939-1945 (Punto de Lectura). Ahora Gaspar presenta el estudio más completo hasta la fecha de la contribución española en el contexto antedicho. Su labor de investigación de expedientes de archivos, fuentes orales, testimonios y documentos es impresionante, revelando la exhaustiva tesis doctoral que constituye el origen y base de este libro. Su obra no se centra en la guerra en el sentido más epidérmico de combates y operaciones, sino que atiende básicamente al componente humano. De este modo, Diego Gaspar consigue retratar con precisión y desde todos los puntos de vista a unos españoles injustamente olvidados. Ellos, que continuaron en tierras extranjeras nuestra historia, merecen también el homenaje de la memoria.