Manifestación independentista en Barcelona. Foto: Archivo

Gadir. Madrid, 2016. 538 páginas, 21'50€

La cuestión del independentismo catalán ha suscitado una muy amplia bibliografía en los últimos años, tanto política como económica; por ejemplo, la discutida cuestión sobre las balanzas fiscales, también recogida en este libro. Asimismo ha sido frecuente la aparición de monografías históricas, sobre todo a raíz del tercer centenario de la guerra de Sucesión, interpretada desde la opinión separatista como hecho crucial en la secular represión española de las libertades catalanas. El presente libro posee una característica original: su enfoque, propio de la historia económica.



Su principal responsable es Gabriel Tortella (Barcelona, 1936), uno de los maestros vivos de esta disciplina científica en España, contando para tal cometido con la colaboración de José Luis García Ruiz, especialista en historia financiera, y de Clara Eugenia Núñez y Gloria Quiroga, autoras de numerosos trabajos sobre historia de la educación. A ellas seguramente se debe una de las secciones más apasionantes del libro, aquella dedicada a las peculiaridades del sistema formativo en España, Cataluña incluida, desde el siglo XIX, y que es cuestión decisiva para comprender las raíces del problema del independentismo catalán.



Los autores reconocen que su hipótesis de partida es la profunda imbricación de la historia catalana con la del resto de España, desde las remotas épocas en que ambos conceptos eran sólo geográficos, cuando no existía aún el nombre de Cataluña. Puede afirmarse, por tanto, que el libro es voluntariamente polémico, dirigido en buena medida a confrontar algunas afirmaciones de historiadores y economistas de fundado prestigio, que tratan de justificar las razones del independentismo y la viabilidad de un Estado catalán propio. En opinión de los autores, la naturaleza de tales afirmaciones es, sobre todo, mítica, sin veracidad histórica ni justificación objetiva, limitadas muchas veces a meras reconstrucciones ucrónicas o ilusorias previsiones de futuro carentes de solidez.



Debe subrayarse la circunstancia de que el planteamiento polémico del libro parte de un conocimiento de la realidad histórica, económica y cultural de Cataluña poco frecuentes en quienes, desde fuera de ella, debaten con los partidarios de la independencia, como puede comprobarse en sus sustanciosos capítulos. El contenido de Cataluña en España sigue un orden cronológico, partiendo de los orígenes medievales de la unidad española, hasta llegar a nuestros días. Sin embargo, el peso específico concedido en el libro a las etapas más recientes es superior al de las más alejadas en el tiempo. El siglo XX y lo vivido del presente ocupan más de la mitad de sus páginas. No quiere decir esto que los capítulos primeros resulten desdeñables. Antes al contrario, algunas explicaciones, por ejemplo, sobre las ventajas económicas que reportó a Cataluña el reformismo borbónico del siglo XVIII -argumento apuntado en su día por Vicens Vives, pero que parte de la historiografía catalana actual niega- son muy interesantes.



Asimismo sugestivo es el capítulo dedicado al siglo XIX, el tiempo en que Cataluña se sumó tempranamente al proceso de revolución industrial europea. Entonces, algunos de los más claros protagonistas de la modernización económica y social de España, en una dirección liberal, fueron catalanes. Sin embargo, la opinión política y empresarial más influyente de la región era proteccionista, deseosa de tutela estatal, y lo continuaría siendo hasta época muy reciente. En realidad, la mayoría de los españoles opinaba de modo similar, y en la primera mitad del siglo XX el apoyo al intervencionismo económico fue creciendo, ya antes del franquismo y luego en este régimen político.



Sólo desde 1959, cuando la economía española se abrió al exterior por circunstancias ineludibles, las empresas, catalanas o no, demostraron ser perfectamente capaces de competir con el extranjero, de modo que la admisión de la libertad comercial y financiera se ha ido extendiendo.



No obstante, el apego español -y específicamente el apego catalán- hacia la intervención del Estado en el ordenamiento de la economía y sociedad está muy lejos de desaparecer. Por otro lado, las dificultades internacionales, y específicamente europeas, para una hipotética Cataluña independiente y para el resto de España, serían probablemente enormes. Considerando todo lo anterior, le surgen al lector del libro muy serias dudas sobre la supervivencia, en tales condiciones, del Estado de libertades y del crecimiento económico.