Anise Postel-Vinay

Con colaboración de Laure Adler. Errata Naturae. Madrid, 2016. 100 páginas, 16'90€

La Resistencia francesa, siendo importante, ha sido hábil en el relato heroico de su lucha. Aun hoy, al decir "Resistencia" no hace falta añadir "francesa". Pero de un tiempo a esta parte el "colaboracionismo" galo ha sido más y mejor documentado. Los franceses no fueron los únicos que resistieron al invasor germano, si bien que su lucha se convirtió pronto en emblema de la repulsión mutua entre la kultur alemana, propugnada por los nazis, y la civilisation occidental, que menospreciaban. Pienso en el Armia Krajowa -Ejército Nacional polaco-, el movimiento clandestino más importante de la Segunda Guerra Mundial, con un historial heroico aunque menos conocido.



El relato autobiográfico de Anise Postel-Vinay enriquece la ingente literatura testimonial sobre esa resistencia gala. En 1943, tras ser arrestada por la Gestapo, Postel fue a parar al campo de Ravensbrück, de donde extraerá este crudo testimonio de calamidades en la Europa sometida. Como miembro de la Resistencia, pertenecía, ya en las cárceles en que estuvo antes de ser deportada a Alemania, al grupo "NN" (Nacht und Nebel, Noche y Niebla): lista para "desaparecer" en cualquier momento. Es la narración de su estancia en Ravensbrück -y su determinación a vivir a pesar de todo-, dictada a la gran Laure Adler (Un largo sábado), lo que emparenta a Postel con testigos canónicos de la literatura "concentracionaria", de Borowski a Levi, de Kertész a Semprún.