Adolf Tobeña

Plataforma. Barcelona, 2017. 240 páginas, 16€. Ebook: 7'99€

Existe una naturaleza humana. Y hay gente que viene mala de fábrica. Si lo primero es difícil de aceptar para sectores aún convencidos de que son los factores ambientales y sociales los que determinan el devenir de las personas, ya no digamos lo segundo. No olvidemos que en nuestra Constitución se dice que el objetivo del castigo es la "reinserción del delincuente". Y una de las malas noticias que trae el autor es que esto es, en bastantes casos, más un piadoso deseo que una posibilidad real.



Adolf Tobeña (Graus, Huesca, 1950) es uno de los mejores divulgadores de los entresijos de la interacción entre el cerebro y la sociedad de este país. Catedrático de Psiquiatría en la UAB, colaborador en programas científicos en diversos medios, ha sido también honrado con importantes premios. Entre sus libros destacan Anatomía de la agresividad humana o Cerebro y poder, sin olvidar incursiones en temas más festivos -aunque siempre tratados con su bisturí implacable- como El cerebro erótico.



La larga lucha por la supervivencia que nos ha traído hasta aquí ha requerido de disposiciones aparentemente contradictorias que se entrelazan en una maraña hasta ahora inextricable en nuestro cerebro. La sociedad humana disfruta casi igual de la maldad y del amor porque ambos nos han sido necesarios en este largo y peligroso camino. Tenemos la suerte ahora de que los avances en el conocimiento científico y en la tecnología nos permiten explorar estos sorprendentes circuitos cerebrales y sus mecanismos neuronales y endocrinos de una manera fructífera.



Neurología de la maldad es un libro que nace del interés de los profesionales del derecho por la neurociencia. Existe una expectación creciente por parte de jueces, abogados y policías en todo el mundo para dotarse de mejores medios a la hora de juzgar los delitos y atribuir culpabilidades de manera fundada. Para estos y para el público en general, se propone el autor explicar cómo funcionan las predisposiciones al comportamiento asocial y amoral haciéndolo de la única manera posible en el siglo XXI: huyendo de las interpretaciones ideológicas, religiosas o de una filosofía dualista ignorante de las raíces materiales de la ética y la civilidad.



Apoyado en estudios sólidos y reputados, el autor analiza las particularidades de las mentes criminales y perversas a partir de casos recientes, muy especialmente los del ultraderechista Anders Breivik y el tiburón de las finanzas Bernard Madoff, asesino uno y estafador el otro. Tobeña despliega una extensa serie de informes y estudios que muestran que en todas la sociedades humanas alrededor de un treinta por ciento de sus miembros tendrá una decidida inclinación a saltarse las normas del respeto al prójimo. Otro treinta por ciento estará formada por quienes de forma natural tienden a ser siempre legales y respetuosos. Y lo que queda en medio será gente como seguramente usted y yo, que tenemos tentaciones más o menos comprometidas que sabemos vencer por nosotros mismos, por los buenos ejemplos o por la amenaza de un sistema social y penal firme y eficaz.



La maldad originada por alteraciones neurológicas es particularmente infrecuente y hoy en día previsible y corregible. En diversos estudios en EEUU y Gran Bretaña, se ha podido comprobar que el segmento de ejecutores recalcitrantes de delitos no llega a un cinco por ciento de la población, y sólo una cuarta parte de éstos puede ser diagnosticada como psicópata sin demasiadas dudas. Entre los convictos en las prisiones no llega al veinte por ciento, evidenciando que el resto llegó al crimen por otra ruta distinta a una alteración grave de su funcionamiento cerebral.



¿La naturaleza es destino? Sí y no, nos dice Tobeña. Estudios fundamentales en psicología evolutiva señalan que, ante la fuerza de lo biológico, la educación o el tipo de familia tienen un escaso papel modulador. Los datos que aportan esperanza son los que indican que, dependiendo de la carga hereditaria, los humanos disponemos de más o menos grados de autonomía o de libertad, y que los caminos serán muy distintos en función de la maduración personal y de experiencias realmente determinantes como los compañeros de adolescencia y juventud, y la calidad de la sociedad donde tengamos la suerte de vivir.



La neurobiología de las emociones es una materia donde sobresale Adolf Tobeña. El atractivo de su prosa y su categórica resolución a no evitar temas controvertidos lo convierte en un autor singular en un campo, la divulgación científica en España, a veces contemporizador y timorato, cuando no tendente al guruísmo pop en los autores más populares.