Arthur Koestler
Arthur Koestler fue uno de los personajes más fascinantes de un siglo, el XX, pródigo en personajes fascinantes: judío húngaro -por decir algo-, espía soviético, conspirador, perseguidor y perseguido, testigo de las caídas de Málaga y de París, sionista, comunista y después feroz anticomunista, ciudadano de paso en la Palestina de entreguerras, prisionero en un campo de concentración, prolífico escritor, corresponsal estrella en los principales conflictos europeos... y así podríamos seguir en lista interminable.De la entretenida biografía que ha escrito Jorge Freire (Madrid, 1985) sobre él se desprende que, sobre todo, fue un hombre de una personalidad tan fuerte como ondulante. Como Curzio Malaparte, defendió casi todas las causas, y siempre con igual vehemencia. Era hijo de esa burguesía sufridora, hecha a sí misma, del Imperio Austrohúngaro. Su familia, de enrevesada genealogía, fatigó carreteras, aprendió idiomas, fracasó y se levantó mil veces antes de instalarse en Budapest, para después hacer el viaje de casi todos a Viena. Koestler vivió el derrumbe del "mundo de ayer". En Palestina duró poco porque quería acción. Regresó para recorrer Europa con una libreta y un lápiz, con objetivos a menudo nada transparentes. Holgaba en una terraza malagueña, en el luminoso piso de un misterioso dandy inglés, cuando las tropas italianas desfilaron por la ciudad recién tomada a los rojos. Una entrevista que le había hecho a Queipo de Llano, y que enfadó a los nacionales, casi le cuesta la ejecución. Los franquistas lo condenaron a muerte, experiencia de la que salió trastocado. Arthur Koestler. Nuestro hombre en España se ocupa de ese trance decisivo en la vida del escritor, y lo intercala con estampas de su vida que contribuyen al esbozo del siglo XX.
Más que aportar datos nuevos, lo que hace Freire es dotar de pulso narrativo a una biografía ciertamente novelesca. Eso, unido a su moderada extensión, hace de este libro una apetitosa lectura de verano.