Monte Veritá

Traducción de Fernando G. Viñas. El Paseo. Sevilla, 2017. 272 páginas. 22€

Hace casi un siglo una pequeña colina llamada Monte Veritá, cerca de Locarno, se convirtió en una suerte de paraíso para multitud de artistas, intelectuales y poetas que deseaban vivir en primera persona una experiencia utópica basada en el socialismo primitivo, el vegetarianismo y el nudismo, en Tolstoi y Thoreau. Fundada en 1900 en régimen de cooperativa, pronto se convirtió en "una leyenda, un rumor, una promesa de libertad" para "todo tipo de excéntricos, fugitivos de la civilización, hastiados de la ciudad y del estado".



Ulrike Voswinckel (Hamburgo, 1943) revisa en este volumen su historia, subrayando sobre todo la conexión que unió prósperas ciudades alemanas con este enclave paradisíaco por el que pasaron gentes como Hermann Hesse, Freud, Rilke, Carl Jung, Hugo Ball, Erich Maria Remarque, Stefan George, Isadora Duncan, Paul Klee, Otto Gross y Max Weber, entre otros cientos.



El libro, de indudable interés para conocer la letra menuda de las vanguardias, es un ensayo solvente sobre la contracultura europea de principios del siglo XX, y muy especialmente sobre la agonía del dadaísmo, aunque se detenga tal vez demasiado en las peripecias sentimentales de los artistas. Con todo, quizá la mejor lección sea que al final, la aventura utópica acabó como todas: en manos de especuladores y banqueros.